Blanca dulce Blanca

Salome_Munoz_@salmunoz
No me di a conocer en los otros relatos, me llamo Blanca y sí, ya leísteis mi primera experiencia como voyeur en el gimnasio, y por supuesto que os conté mi maravillosa experiencia en la casa rural de Aragón. 

Cada vez que la recuerdo mi sexo se estremece, creo que ha sido la mejor “paja” que me he hecho nunca. La mezcla de deseo, excitación y morbo, no se da todos los días.

Me voy a presentar un poco, rondo los cuarenta y cinco, tampoco hace falta ser demasiado concisa, estoy casada con hijos, y ya sabéis que me apunté al gimnasio para mantenerme en forma.  
El tiempo no pasa en balde por nadie, y mucho menos después de dos embarazos y lactancias de larga duración. Así que decidí ponerle freno. Unas clases de mantenimiento y quizás más tarde alguna clase más fuerte.  

Pero… ¿Cambiarme de clase después de lo visto y vivido? No. Me gustó lo que vi, y sobre todo me gustó Noelia en ese estado, en estado puro, disfrutando de su sexualidad. 

Nunca me había fijado en una mujer, y mucho menos en una persona casi veinte años más joven que yo. Una niña, preciosa, rubia con unas curvas de escándalo y un culo …. 

Me sentía avergonzada por esos sentimientos que había despertado en mí. 

Por sentirme atraída por una mujer, por estar deseosa de encontrarme con ella, por verla desnuda en la ducha. Por verla de nuevo con Julia…. Mmmm 

¿O quizás preferiría ser yo en vez de Julia? 

Las semanas fueron pasando, y fuimos entablando más amistad, ella me contaba cosas de su trabajo como enfermera en el centro de salud y yo le contaba sobre lo que hacía en la empresa de vigilancia. 
Cada vez que estábamos en el vestuario mis ojos no podían apartar la vista de ella. 

Cómo se iba desnudando, parecía que lo hiciera incluso de manera sensual, provocativa. 

Se quitaba la chaqueta, y dándome la espalda, se agachaba a colocarla en el banco perfectamente doblada, mostrándome ese culo tan bien trabajado. 

Se desabrochaba los botones de la camisa, y la dejaba caer por sus brazos, dejando su espalda al aire mientras desabrochaba los puños de la misma, para luego quitársela lentamente. 

La camisa le bajaba cual seda, resbalando por su tersa piel. 

Desabrochaba el sujetador cayendo cada uno de los tirantes por sus brazos, lentamente agarraba el sujetador a la altura de sus pechos, para luego ponerse el sujetador deportivo. 

Lo hacía de espaldas a mí, pero viendo su sutil manera de desnudarse, mi corazón y lo que no era mi corazón, se alteraba. 
Salome_Munoz_@salmunoz
Y mi imaginación la veía ahí de frente a mí, con su cara de niña buena y su melena rubia suelta. 

Cuando llegaba la hora de bajarse los pantalones, ese contoneo de culo para deslizarlo lentamente…. Me ponía mala. No entendía qué me había dado aquel día en las duchas. Qué me había hechizado de ella, era una niña, y aún así…. 

Volvía a ser el último viernes de mes y como la última vez quedamos para ir a tomarnos algo después de clase.  

Quedé desolada al ver que Noelia no había ido a clase, era raro, ella nunca faltaba, esperaba que estuviera todo bien. 

Pensé en mandarle un WhatsApp para preguntarle, pero me pareció un poco atrevido. Decidí esperar a preguntar en el bar de forma casual si alguna sabía algo de ella. 

Al llegar al bar allí estaba ella, espectacular. 

Vestido de entretiempo en tonos pastel, ajustado a la cintura con un cinturón de tipo cuerda que hacía que se le marcaran las caderas, pelo suelto y botas de cowboy. 

Un look muy sensual, más de primavera u otoño que de invierno, pero le quedaba de infarto. 
Salome_Munoz_@salmunoz
Me dio un vuelco el corazón, emanaba sensualidad por todos los poros de su piel. Hice lo posible por sentarme cerca. 

Quería sentirla, sentir esa…. sexualidad que desprendía. 

Desde cómo se retiraba el pelo suelto de la cara, cómo se lamía los dedos para limpiarse la salsa barbacoa de las alitas, hasta el simple hecho de limpiarse la comisura de la boca. 

No podía retirar mi mirada de ella. En más de una ocasión me pilló mirándola, no sé qué cara pondría, porque solo me salía la típica sonrisita nerviosa. 

Debe de pensar que me pasa algo, porque si no, no es normal. 

Estuvimos picoteando algo y surgió la genial idea de irnos a tomar una copa y quizás unos bailes. Esperé la confirmación de Noelia para llamar a casa y avisar de que llegaría tarde. 

Aquel día yo también me había arreglado un poco más, pensando que quizás se podría dar la ocasión, como así fue. 

No quería parecer que lo había planeado, así que tampoco me puse ostentosa, aunque no soy de esas. 

Aproveché una falda plisada negra de fondo de armario, y un jersey de cuello cisne ajustado, zapatos de tacón y americana estrecha por la cintura. 

Todas me dijeron que iba muy guapa y elegante,y tuve la excusa perfecta, reunión en el trabajo con la cúspide de la empresa. 

Todo era muy creíble, ya que en otras ocasiones ya había comentado cosas así. 

Terminamos de picotear en el bar y una de las más jóvenes nos llevó a un pub que había a unas dos manzanas. 
Salome_Munoz_@salmunoz

Era un pub irlandés, de aspecto típico, todo en madera, con barriles gigantes haciendo de mesas, taburetes altos de madera, una gran barra también de madera con cinco o seis grifos de cerveza. 

El ambiente estaba muy bien, gente de todas las edades, y la música no muy alta para poder hablar tranquilamente. Al final solo nos quedamos seis, pero a veces menos es más. 

Nos pedimos unas pintas, la mía tostada y el resto rubia normal. Estuvimos un buen rato, hasta que Noelia dijo de ir a bailar. Esa idea me excitó, poder bailar, rozarla, tenerla cerca en los baile...
 
Salimos del pub y a unos veinte minutos andando, llegamos a una discoteca, yo pensaba que iba a desentonar, pero resulta que no. 

Había al igual que en el pub, gente de todas las edades y estilos. La verdad es que me sentía muy cómoda. Hacía mucho que no salía sin mi marido o con amigas sola, y lo estaba disfrutando. 
Pagamos la entrada y nos fuimos al final de una de las barras. 

Al lado había unas máquinas expendedoras. Nunca las había visto, en mi época estaban las de tabaco, pero en estas puedes comprar de todo, tabaco, condones, recargas para el vaper, cosas de parafarmacia varias..

Sonaba música disco de los noventa, y Vero y yo nos vinimos arriba. ¡Qué tiempos!  

Nos soltamos la melena ante la atenta mirada de las más jovencitas, que a pesar de conocer las canciones, se mantenían apartadas junto con las más mayores. 

Empezaron con música más moderna, y ahora sí que todas bailamos entre risas y miradas. Todo género de música, pero llegó la hora de las que tienen coreografía, y por supuesto que yo no me las sabía. 

Noelia se acercó a mí y me estuvo intentando enseñar los pasos, eran bailes de estos del Tik Tok, pero no sé por qué, no se me quedaban. 

Bueno, sí lo sabía, estaba más pendiente de lo que Noelia hacía, cómo se movía que de aprenderme los pasos. 

En uno de ellos, había que hacer movimientos de brazos y muñecas, imposible. Así que Noelia se puso detrás mía, y cogiéndome los brazos me los guió. 

La piel se me erizó, y ella creo que se dio cuenta, porque a pesar de la música pude oír una risita en mi oído. 
Salome_Munoz_@salmunoz
Yo intentaba hacerlo bien, pero no me concentraba, Noelia medio desesperada, reía y me abrazaba por detrás a la altura de la cintura. 

Todo muy natural y normal hasta que de sus labios salieron las palabras que congelaron mi circulación y cortaron mi respiración: 

- Blanca, me deseas desde que me viste con Julia en la ducha. 

Me encantó ver cómo te tocabas y te corrías en silencio, allí en la distancia. Ahora quiero vivirlo de cerca, sentir tu humedad.
Salome_Munoz_@salmunoz

Publicar un comentario

0 Comentarios