La Fantasía de Laura IV

Salome_Munoz_@salmunoz
Tres años antes, un sábado por la noche como de costumbre las 4 parejas se juntaron para salir de fiesta.

Habían quedado esta vez para ir a Madrid por la zona de Oporto y Carabanchel. Había unas zonas de garitos bastante buenas, con gran variedad de estilos donde elegir.

Habían quedado en el Rocky el típico bar de las primeras cervezas, donde echar unas partidas al futbolín o a los dardos mientras llegaban todos.

Los primeros en llegar fueron Laura-Raúl y Susi-Miguel. 

Se acomodaron en una mesa, los chicos fueron a la barra a pedir unos tercios de cerveza mientras esperaban al resto. 

No quitaban ojo a sus chicas mientras esperaban a ser atendidos, aquella noche venían arrebatadoras y muy sexys.

Susi llevaba un vestido ligero de tirantes azul clarito, la zona del pecho la quedaba marcado con un precioso escote y la zona de las caderas le quedaba exquisita. El largo como una cuarta por encima de las rodillas, y unas sandalias de tacón negras acentuaban sus piernas bien formadas.

Laura llevaba también vestido de tirantes pero negro, con escote en uve bien bajo por delante e igual por la espalda, y como Susi, por encima de la rodilla. 

Lo complementaba con unos botines de tacón, lo que le daba al conjunto un toque interesantemente sexy.

Echaron una partida a los dardos, iban ganando las chicas, así que en el turno de Laura, Raúl se acercó por detrás, la cogió de la cintura y se aproximó, quedando bien pegados. 

Sus labios se acercaron a su cuello y retirando la melena del mismo, la besó dulcemente desde el lóbulo hasta el hombro, todo lo que el vestido permitía. 

Con su dedo dibujaba un lento zigzag en el escote de la espalda. 

Laura estaba intentando apuntar, si daba en el 20 triple ganaban la partida, pero era extremadamente difícil apuntar con Raúl besándola de esa manera y sintiendo ese dedo recorriendo desde la nuca hasta la mitad más o menos de la espalda. 

Las chicas demostraron su disconformidad, pero Raúl no paró y obviamente Laura falló el tiro.

Era el turno de Miguel, las chicas se miraron y ambas se entendieron. 

Susi se acercó igual por detrás, metiendo una mano en el bolsillo rozando levemente el bulto del pantalón y la otra recorriendo despacio su costado. 

Miguel también erró el tiro y los 4 rieron.
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Nueva ronda de cerveza, y esta vez partida al futbolín. Jugaban una pareja contra la otra. 

Laura jugaba en la delantera, enfrentada a Susi que estaba en la portería. 

Habían jugado muchas veces y la cosa estaba igualada, pero esa noche Laura no podía quitar la vista del escote de Susi, desde su posición se veía el canalillo bien puesto y un poco del encaje de su lencería azul grisácea.

Laura empezaba a ver algo en Susi que la despertaba una curiosidad que nunca había sentido. 

Cuando la miraba no podía apartar la mirada de esos ojos verdes que la taladraban. 

La seguridad, sensualidad y sexualidad que desprendía embriagaba a cualquiera que estuviera en su radio de acción.

Laura no se quedaba atrás, era una mujer con carácter, de mentalidad abierta, muy inteligente y de un erotismo impresionante. 

Pero aquella noche, se sentía pequeña al lado de Susi y extrañamente atraída por ella.

Echaron unas cuantas partidas más, y unos cuántos tercios también, hasta que por fin llegaron los que faltaban.

Una vez estuvieron todos, la noche discurrió con normalidad, charlas, risas, planearon la escapada para unas semanas después, lo normal.

Sobre la 1 de la mañana, las chicas propusieron ir a algún garito a bailar un poco. 

Así que se fueron al Diamonds, un pub de música pop con una pequeña pista de baile.

Se pusieron en una mesa pegando a la pista de baile, de esa manera tendrían las copas controladas.

Los chicos no eran de bailar mucho, pero las chicas enseguida se animaron.

Empezaron  a sonar ritmos latinos, que pedían bailar arrimados y pegaditos, las chicas miraron a los chicos y al ver que no se movían, bailaron entre ellas. 

La música sonaba y las chicas se dejaban llevar, comenzaron a bailar por parejas, Laura con Susi y María con Luz.

Pegadas, con una mano en la cadera y otra en el cuello, Laura guiaba a Susi en unos contoneos que llamaban no solo la atención de Raúl y Miguel, si no del resto del personal. Bailaban bien pegadas, moviendo las caderas, y bajando como decía la canción, con las piernas entremetidas, en un acople perfecto.

 Sus frentes quedaban pegadas, pudiendo sentir sus respiraciones. Y sus bocas a escasos centímetros.

Cada movimiento, cada gesto, cada roce levantaba la excitación en Laura. No podía dar crédito a lo que la estaba pasando aquella noche.

Pero si la conozco desde pequeña, pensó Laura.
Entre tanto baile y copas, Laura se acercó a Raúl, le dio un beso apasionado, producto de su excitación, y le dijo que iba al servicio. 

Susi dijo que la acompañaba, dio un piquito a Miguel, cogió de la mano a Laura y se hicieron paso entre la gente hasta llegar al servicio.

 Por el camino iban riéndose al ver cómo los chicos se volvían a su paso. Un azote al culo de Laura justo antes de entrar al servicio, terminó por encenderla.
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En el servicio, las cabinas estaban ocupadas, así que les tocó esperar, pero Laura estaba muy excitada, y sin saber poner freno a sus sentimientos, besó a Susi. 

Otras veces se habían dado piquitos, pero en aquella ocasión, tanto Laura como ella hicieron que aquél primer beso no fuera un simple pico.

Sus labios se fundieron y entreabrieron dejando pasar sus lenguas. 

Jamás habían llegado a eso. Laura apoyó a Susi contra la pared, la cogió por la nuca e incrementó la intensidad del beso. 

Uno de esos besos, que en las películas la chica levanta la pierna hacia atrás, pero que en realidad es de los que se te mojan las bragas.

“Dios, pero qué estoy haciendo” pensó Laura, pero no podía dejar de besar esos labios color cereza que llevaba Susi. 

Sus lenguas se debatían en una lucha como nunca había sentido. Las manos de Susi acariciaban la espalda de Laura, bajando hacia su culo. 

Las manos de Laura bajaban por el cuello hasta los hombros, cerrándose hacia el pecho.

Susi apretaba las cachas de Laura para volver a subir por su espalda. Las manos de Laura recorrían los costados, rozando su pecho y a veces llegando a palparlo.

En su boca seguía una lucha frenética de lenguas, que solo cesaban para chupar y succionar los labios. Dejando paso a segundos de sosiego. 

En uno de esos segundos, se miraron , apareciendo en ellos un fuego inusual y, sin decir nada, retomaron los besos y las caricias.

De repente la puerta del servicio se abrió, eran María y Luz. Por suerte, no llegaron a ver nada. Pero su excitación era visible.

Cuando la primera cabina quedó vacía, con la excusa de tardar menos, entraron juntas.

Una vez dentro, fue Susi la que acorraló a Laura contra la pared, y sin mediar palabra metió su mano por debajo del vestido. Recorriendo la pierna de Laura hasta tocar la braguita. 
Su palma entre sus piernas, rozando todo el sexo. Suavemente, mirándola a los ojos. 

Laura bajó la mirada, pero con la otra mano Susi la levantó el mentón y la besó, no sin antes susurrarla al oído: Déjate llevar hoy y ahora. 

Al escuchar esas palabras saltó un resorte en el interior de Laura, como si la mecha que se había encendido en el futbolín, hubiera llegado al final del cohete y por fin saliera libre hacia el cielo.

Susi seguía besando y acariciando los labios de Laura, su mano acariciaba la ya palpable humedad que nacía en su sexo y los marcados pezones que se marcaban en su vestido hacían las delicias de Susi. 

 Introdujo la mano por un lateral de la braguita, llegando de lleno al charco existente. Laura soltó un gemido, y Susi tuvo que taparla la boca con la otra mano.

Laura abría las piernas para darla mejor acceso, mientras que con sus manos tocaba las tetas y el culo de Susi.

Los dedos de Susi acariciaban toda la humedad, sin dejar un solo centímetro sin recorrer, hasta que se centró en el clítoris.

Laura un poco tímida pero decidida, levantó el vestido y sin delicadeza alguna, debido a su excitación, metió su mano también por dentro de la braguita de Susi. 

Ambas se centraron en el clítoris de la otra, haciendo círculos alrededor de él, se copiaban los movimientos, pasaban por encima de él, lo rodeaban y empezaron a acariciarlo cada vez más rápido.

Sus bocas se volvieron a fundir, lenguas, leves gemidos acallados por los besos, respiraciones agitadas…. El preludio de un orgasmo sin igual.

El mundo se había detenido para ellas, gozaban, sus sexos cada vez más mojados, y sus clítoris cada vez más hinchados, se miraron y comenzaron a meterse los dedos índice y anular, mientras que con los pulgares seguían estimulando el clítoris.

 Jadeos pronunciados cuando empezaron a acariciar la parte interior frontal de la pared de su coño…

Mmmmm. Estaban a punto de explotar, nuevas metidas y sacadas, clítoris castigado por el pulgar y...Unos gemidos de placer ahogados invadieron la cabina justo cuando llamaron a la puerta.


-         ¿Estáis bien? Preguntó Luz desde fuera.
-         Sí, ya vamos que a Susi le ha sentado mal algo.

 Respondió Laura como pudo entre risas y jadeos entrecortados.

Las chicas se besaron, limpiaron y se arreglaron. 

Una vez reunidos con todos, la noche prosiguió como si nada hubiera pasado,  salvo por el comentario de Raúl:

-         Joder nena, traes un brillo y una chispa especial en los ojos.

Miradas cómplices y ardientes perduraron en sus ojos toda la noche.
Salome_Munoz_@salmunoz

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