Realmente Raúl se estaba follando a Laura en el metro, y su chica les estaba encubriendo. Esto se pone interesante, pensó mientras su mano acariciaba la dureza que había dejado Susi al levantarse.
Laura abrazaba a Susi, bajando sus manos para tocar su culo.
El vaivén que sufría su chica, entre los movimientos propios del vagón más los que estaba siendo sometida por servir de apoyo a Laura, no le dejaban apartar la mirada de aquel trío.
¡Éste cabrón de Raúl, cómo se lo monta el tío! Yo quiero ser de mayor como él. Coño con Laura, la que parecía modosita, tiene que follar como una leona, la debe de ir la marcha más que a un tonto una tiza. ¡Quién pudiera gozarla una sola vez!.
Ojalá y Susi me dejara hacerla algo así.
Pensaba Miguel con su mano apretando bien el paquete, absorto viendo el trío improvisado.
Un par de semanas después, aprovechando el puente de Santiago, alquilaron las cuatro parejas una casita rural por la zona de Valencia. Nada más llegar echaron un vistazo a la casa, y se instalaron.
La casita tenía dos plantas más un sótano.
En la planta de arriba había cuatro dormitorios, y dos baños que compartían cada dos habitaciones.
Como era lo habitual, aunque se llevaban todos genial, las parejas se repartieron como siempre, Laura y Susi con sus respectivos.
Y Luz y María con los suyos.
La planta baja estaba compuesta por un gran salón, una cocina y un aseo.
En el sótano había una especie de barra de bar, con su cámara frigorífica, grifo de cerveza, una diana, un billar, un futbolín y unos asientos en forma de L con mesas bajas.
En el patio trasero, un cenador, una pequeña piscina con solárium y una barbacoa.
Planearon un poco las actividades para esos días. Y lo primero que pensaron fue en hacer barbacoa esa misma noche, pero tenían que salir a comprar y que las bebidas se enfriaran, así que decidieron tomarse ese primer día para organizarse, salir a comprar y relajarse.
Parte del grupo salió a comprar lo que iban a necesitar esos días. Principalmente para los desayunos, la barbacoa y algunas cosas para cenas ligeras, ya que tenían pensado comer en los chiringuitos de una playa cercana.
El resto se quedaron en la casa colocando las tumbonas en la piscina, limpiando la barbacoa para el día siguiente y la cámara frigorífica que había en el sótano, para que estuviera lista cuando trajeran la compra.
Una vez organizado todo, se fueron cada uno a sus habitaciones para cambiarse y aprovechar un rato de piscina mientras volvían los de la compra. No sin antes meterse con María y Diego para que no se entretuvieran en la habitación.
Laura se fue a su habitación, eligió un bikini negro, que resaltaba aún más su delicada piel blanca. Se echó crema por todo el cuerpo para evitar quemarse, pero no llegaba por la espalda, así que atravesó por el servicio y llamó a la puerta de Susi antes de abrir.
Ésta la abrió solamente con un tanga color rosa palo, todavía no se había cambiado. Laura se quedó parada, no era la primera vez que la veía desnuda, pero sí desde que había pasado lo del servicio.
Durante esas semanas ninguna de las dos hizo mención alguna, pero al verla, todo lo ocurrido pasó por delante de la mente de Laura y no pudo cuanto menos que humedecerse. Recordaba perfectamente la jugosidad de aquellos labios color cereza, su olor, sus tetas, el tacto de su coño húmedo…. Lo revivió nuevamente.
Dime Laura. La interrumpió.
Échame crema en la espalda que no me llego, porfi.
Laura la dio el bote de crema, Susi hizo ademán de quitarla la parte de arriba. Instintivamente echó la mano hacia atrás como para impedirlo, pero se dio cuenta de lo tonta que resultaría si después de tantos años lo hiciera.
Dejó el top encima del lavabo, se echó crema en las manos, y empezó a esparcirla por la espalda. Desde la nuca, que quedaba al descubierto por un moño informal que se había hecho, hasta la curcusilla. Cada centímetro de la espalda fue recorrido por las manos de Susi.
Momento delicado y excitante fue a la altura del pecho, cuando llevó sus manos hacia los costados dirigiéndolas hacia delante, llegando a tocar el comienzo del pecho de Laura.
Dudó un momento de seguir hacia delante o pararse, Laura lo notó, y la ayudó a tomar la decisión. Posó sus manos sobre las de ella y las llevó hacia delante, tapando sus tetitas, cubriéndolas de crema, notando las suaves caricias de Susi.
Los labios de Susi se aproximaron al cuello, dejando notar en el oído una respiración controlada, sensual, la lengua rozando su lóbulo, sus labios bajando por su nuca hasta los hombros.
Sus manos recorrían el pecho, dando suaves masajes, su mano derecha se deslizó hacia abajo, por su vientre, la piel se la erizó, sus respiraciones se fueron acelerando, y sus braguitas humedeciendo.
Metió su mano por el lado del hueso de la cadera, yendo en oblicuo hacia el centro de su pelvis. Laura la observaba a través del espejo. Podía ver y sentir sus manos, de repente Susi miró al espejo y se encontró con la mirada de Laura, se podía ver el fuego que se estaba encendiendo.
Las manos de Susi recorrieron su vientre, introduciéndose levemente por dentro de la braguita del bikini, para volver a subir por toda la tripa hasta el pecho, abordándolo desde abajo, rozando los pezones con sus dedos índices. La cabeza hundida en su nuca, lamiéndola.
Manoseando sus tetas, pequeños pellizcos en los pezones, éstos se pusieron duros, puntiagudos. Cada uno de los poros de su aureola estaba hinchado, señal propia de la excitación.
Sé que tienes dudas, pero déjate hacer, déjate llevar. Solo estos días disfrutarás como nunca jamás lo volverás a hacer.
Susi, yo… yo no soy lesbiana, pero hay algo….
Shhhh. No es cuestión de ser o no ser, es cuestión de sentir, de disfrutar. Tú pondrás los límites, y haremos lo que tú quieras, ni más ni menos.
Al oír esas palabras Laura se relajó y dijo tímidamente:
El otro día, me quedé con ganas de… Bueno, de…. Ya sabes, no?
A Susi le salió una sonrisa picarona, pero no quiso hacerla pasar por un mal rato, ya que había entendido perfectamente lo que quería.
Empezó a descender por su espalda llenándola de besos, sus manos por sus costados, hasta llegar a sus caderas, lentamente fue bajando su braguita siguiendo con su reguero de besos.
Dejó caer su braga al suelo, y arrodillándose, contempló las blancas nalgas de su amiga.
Un culo grande bien formado acorde a sus caderas. Una mujer con curvas de casi metro setenta y cinco. Puso la palma de su mano sobre la espalda de Laura invitándola a apoyarse sobre el lavabo, sus labios besaron las nalgas, mientras sus dedos se dirigían despacio hacia el clítoris. Sin ninguna prisa, acariciaron su ano, pasando por su agujerito, bien mojado.
Sus dedos se impregnaron de él y retrocedieron al ano. Le untaron, bien, pero Susi sabía que era pronto para eso, no quería incomodarla. Así que volvió sobre sus pasos, y siguió su andadura entre sus labios, primero los mayores y luego hizo una incursión en los menores.
Sus labios seguían colmando de besos sus nalgas, hasta que confluyó en su raja, deslizó su lengua entre los cachetes, la puso dura y comenzó a jugar en su agujero.
Los gemidos se intensificaron, Laura no se lo podía creer, pero su amiga la estaba follando el coño con su lengua. Esa lengua que unas semanas antes había participado en una batalla campal con la suya.
Ahora sin preámbulo alguno, la estaba dando bien duro en su coño empapado. Su lengua entraba y salía de ese coño deseoso. Era una sensación extraña pero muy agradable, estaba acostumbrada a la recortada barbita de Raúl pero la suavidad del mentón y de los labios era indescriptible. Nunca antes la había comido el coño una mujer.
Separó sus piernas para dar mejor acceso. Y con sus manos se abrió las nalgas. No se lo podía creer, pero pensó en lo que le había dicho Susi, solo harían lo que ella quisiera, al fin y al cabo, serían unos días y la deseaba.
La dio acceso pleno a su sexo, se sentía desprotegida pero muy excitada, no era la primera vez que estaba en esa postura, pero sí la primera vez con una mujer. Su vulva palpitaba incluso antes de notar el aliento ardiente.
La mezcla entre el ardor y la humedad de la lengua de Susi al dirigirse hacia el botón del placer la excitaba tanto o más que el morbo de la situación. Notaba calambres en su útero, y casi el comienzo de contracciones de la misma excitación que sentía .
La lengua de Susi era ávida, se la notaba con experiencia, esa forma de lamer todo el sexo, con la lengua completamente expandida, después de haberla tenido dura y firme mientras la taladraba, no era de una lengua sin experiencia. Sus pasadas entre los labios menores, rozando el clítoris, sus pasadas por todo su sexo.
Esa combinación de ambos, era maravillosa. Pasaba justo rozando su clítoris, varias veces, se alejaba llegando al ano, lo lamía notando todos y cada uno de sus pliegues, para volver a ese coño impaciente.
Se oían pasos en el pasillo, pero ellas eran ajenas a cualquier cosa que no sucediera entre las cuatro paredes del servicio. Laura estaba disfrutando de una nueva experiencia, y quería vivirla al cien por cien. No sabía qué se suponía que tenía que hacer, pero de lo que sí que estaba segura es que nunca había sentido nada parecido.
No podía parar quieta, las piernas le empezaban a temblar, Susi seguía metida entre sus piernas, pero cada vez le fallaban más, y temía sentarse encima de ella. Así que se dio la vuelta, se sentó encima del lavabo y se abrió para ella.
¡Qué coño más rico tienes! Y a renglón seguido Susi se tiró como una fiera a devorarlo. Ya no había esa sutileza anterior, sus pasadas eran más rápidas, menos sensuales, más fogosas y desenfrenadas, centradas principalmente en su clítoris.
Los gemidos de Laura eran ya más que audibles, cogió la toalla y la mordió para acallarlos. La lengua seguía haciendo su trabajo, un buen trabajo todo hay que decirlo. Las ingles de Laura empezaron a temblar, preludio del orgasmo, estaba cerca, muy cerca. Su clítoris cada vez más hinchado y más sensible, y su coño….. deseoso de ser penetrado.
No pudo más y exigió a Susi que la metiera los dedos, una exigencia salida desde detrás de la toalla, pero muy bien recibida por Susi. Ésta metió dos de sus dedos de la mano derecha lentamente, para no dañar a su amiga, pero Laura estaba en el punto de no retorno y necesitaba penetraciones fuertes y rápidas.
Así que dirigió su pierna izquierda al brazo derecho de Susi, y le empezó a marcar el ritmo de las arremetidas. Ambas se dejaron llevar, metiendo y sacando, la lengua lamiendo el clítoris cada vez más rápido y fuerte, hasta que Laura no pudo más y cerró fuerte las piernas, aprisionando la cara de Susi entre sus muslos, los dedos la penetraban y en ese momento justo, pararon para dedicarse al punto G, acariciándolo rápidamente, llevando a Laura a un clímax mucho más intenso que hizo que casi cayera del lavabo.
Susi la sostuvo, la retiró el pelo de la cara y la besó dulcemente en los labios. Se lavó las manos y la cara. Laura la admiraba sentada en la taza, con flojera en las piernas. No podía apartar la mirada de Susi y de recordar lo que acababa de pasar.
A los dos minutos, las puertas de las habitaciones se abrieron, eran Miguel y Raúl, instintivamente las chicas se taparon el pecho, ya que ellas seguían desnudas de cintura para arriba.
Laura se fue a la habitación no sin antes darle las gracias por “todo”.
Ya a solas con Raúl, terminaron de ponerse los bañadores para bajar a la piscina.
Nena, ese “todo”…. ¿Ha pasado algo?
Nada cielo, me ha dado crema en la espalda y nos hemos reído un rato.
Me alegro que disfrutes con tu amiga.
SAGA COMPLETA DE "LA FANTASIA DE LAURA"
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