Tu placer es mi placer, así que no tengas miedo, desinhíbete, disfruta y …. Uys, ¿qué es eso que has notado? No quiero que hables ¿Entendido?”
Saber que ella, mi pecosa, estaba excitada, me provocaba más placer del que ella pudiera imaginar.
Ella era diferente, nunca me había sentido atraído o mejor dicho atrapado por una Sumisa. Pero ella tenía la combinación perfecta.
Mi pecosa era buena, amable, generosa, graciosa e inteligente.
Por la forma en que nos habíamos intercambiado ciertos mensajes, se la veía fogosa y ardiente. Eso me excitaba, y su inexperiencia…. Me volvía loco. Estoy seguro de que al final será mía, pero mientras tanto, sé que es una Sumisa insumisa, y eso…. Puffff me pone a mil.
“Ahora que ya sabes lo que te espera, quiero que aceptes la llamada y pongas el altavoz. Así tendrás las manos libres, y podrás disfrutar más.”
Acto seguido la llamé, ella estaba callada tal y como la había ordenado, pero toqué el botón de la aplicación y…. Un respingo se oyó perfectamente al otro lado del teléfono.
- Sí, sí. Estoy bien Mi Señor.
Poco a poco fui deslizando mi dedo por la pantalla del móvil y escuchando atentamente lo que pasaba al otro lado de la línea. Subía y bajaba mi dedo, ponía toda mi atención para escuchar cualquier cosa que fuera capaz de captar.
Una vez que comencé a escuchar pequeños suspiros la dije que ya podía hablar.
- Noemí, quiero que me cuentes qué has pensado y qué has hecho desde que abriste los dos últimos paquetes. ¿Entendido?
Noemí empezó a hablar: Pues he abierto el paquete cuadrado, y he visto el lubricante. Después he abierto el saquito de satén de negro, y me he quedado sorprendida. Nunca había visto un huevo vibrador antes. Me he puesto nerviosa y excitada a la vez.
Su voz se entrecortó, mi dedo le había provocado una caricia interior, elegí una ligera onda de intensidad media baja.
Ella continuó: me fui al servicio, eché un poco de lubricante en el huevo, y.. y..y …puse la pierna derecha encima de la taza del váter, me introduje el… el… huevo.
Mi dedo subía y bajaba por la pantalla, explorando los cambios en la voz de Noemí. Me excitaba sobre manera la forma en la que se le cortaban las palabras.
- Noemí, ponte delante de un espejo a poder ser de cuerpo entero con las piernas abiertas a la altura de los hombros, si no puede ser, el más grande que tengas. ¿Entendido?
- Sí, mi Señor. Ya estoy, mi Señor.
- Noemí, describe lo que yo estaría viendo si fuera ese espejo. Recuerda, te quiero abierta de piernas. Necesito que estés así para mí.
Noemí dubitativa, comenzó su descripción. Mientras ella se describía a sí misma, mi dedo creaba patrones para darla el mayor placer posible.
Cada vez que mi dedo sobrepasaba la línea media, su voz se entrecortaba, haciendo pausas. En ese momento fui subiendo la intensidad de la onda, su reacción era la esperada, las pausas fueron más largas y su respiración se notaba agitada.
Probé las pulsaciones tipo petardo, iban subiendo en intensidad escalonadamente hasta llegar al límite superior, se mantenían en el tiempo y luego descendían de nuevo de forma gradual.
Justo Noemí estaba describiendo su maquillaje, pero la voz se le quebró, y un gemido agudo se la escapó de los labios.
- Buena chica. Noemí, deseo que me describas cómo estás. Deseo saber si disfrutas y si puedo hacer algo más para nuestro disfrute.
Con voz tímida y en un tono bajo, siguió hablando: estoy delante…. Del espejo. Mis manos acarician mis pechos y bajan …. Ummmmm (paró, la oía cómo intentaba respirar, coger aire para seguir hablando) hacia mi sexo, me-me toco las caderas (subí la potencia de la onda, la mantuve más en el tiempo, y escuché) Mmmmm, ¡joooder!
Mi Señor, no sé, no sé si…. Aggg.
- Está bien, Noemí. Quiero que sigas describiendo cómo estamos disfrutando, porque yo lo estoy haciendo y mucho. Gracias a ti. Me encantan tus gemidos.
Continuó: Estamos disfrutando Mi Señor, mi-mi… aggg mi sexo está muy mojado. Y mis (cambié la onda y puse la opción de terremoto, esas ondas eran mortales, yo ya las había probado antes, y sabía lo que podían causar) pe-zo-nes están….
Paró, me la imaginaba delante del espejo de pie, con el picardías negro, las piernas abiertas, y esas medias de rejilla, sintiendo cada uno de mis movimientos, su coño mojado, quiero que chorree por sus piernas, y lo conseguiré.
Comencé un patrón de ondas potentes combinadas con petardos y culminando en un par de terremotos. Sus gemidos me llevaban al infierno. Eran continuos, llenos de sensualidad y placer. No estaba para nada cohibida, se le notaba que estaba disfrutando, y mucho.
- Mi Señor…. Mi Señor… por favor ufff, me voy a correr… no sé si…
- Noemí, deseo tu placer, porque tu placer es el mío. Así que disfruta, déjate llevar.
Comenzaron una serie de gemidos unidos a pequeños gritos, se estaba dejando llevar, poco a poco se liberaría. No quería asustarla, quería que disfrutara y ella sola se estaba dando cuenta que se estaba liberando.
- Mmmm. Mi Señor, aggg, más Mi Señor, por favor, más…. Mmmmm
No podía dejar de pensar en enseñarla más de mi mundo. Que me aceptara como su Señor, porque si de algo estoy seguro, es que son ellas las que nos aceptan y nos eligen.
- Noemí, ¿Te chorrean las piernas? Descríbeme cómo está.
- Sí, Mi Señor. Mi sexo está mojado, empapado, las vibraciones han provocado que esté muy excitada y he llegado a un orgasmo diferente. (Su voz estaba exhausta)
- Ahora escúchame con atención, deseo que pongas una silla delante del espejo, cojas el satisfyer que sé seguro que tienes y te sientes en la silla, ofreciéndome todo tu ser. ¿Entendido?
- Sí, Mi Señor.
Es una buena chica, acababa de tener un orgasmo de pie, sin más estimulación que el huevo y su imaginación, sin dudar, confiando plenamente en mi.
Me había puesto la polla dura como una piedra. Sus gemidos eran súper sensuales y excitantes, hacían que me recorriera un escalofrío por la nuca y por los huevos, erizándome el poco vello que tengo.
Todo eso en su primera sesión. Todavía quedaba mucho de la misma, tenía pensado enseñarle la importancia de que fuera donde fuera, ella obedecería. Era muy buena alumna, y todo lo que habíamos estado hablando antes de ese momento, lo había interiorizado perfectamente.
Pero antes de llevarla al mundo real, teníamos que disfrutar un poco más de nuestra intimidad. Dejarla que cogiera confianza, para poder llegar a donde quiero y necesito que llegue.
En una mano el móvil, y con la otra me estaba acariciando suavemente los huevos, quería que se mantuviera bien dura, para cuando ella se fuera a correr de nuevo. Porque de eso estaba seguro, en su primera sesión tenía que disfrutar.
- Noemí, enciende el satisfyer y comienza primero por tus pezones, el derecho y luego el izquierdo. Con la otra mano, mójate un par de dedos en ese coño mojado y dime a qué saben.
- Noemí, hazlo, confía en mí. Conmigo te vas a conocer entera. Todo lo que te haré y obligaré a hacer hoy será placentero. Obedece.
- Sí Mi Señor.
A través del móvil oía el sonido que emitía el satisfyer cuando lo encendió, me atrevería a decir que no lo puso muy fuerte, al minuto más o menos empezaron de nuevo leves gemidos.
- Noemí, puedes acariciarte el pecho si así disfrutas más y lo deseas. Pero necesito que pruebes tus fluidos. Hazlo.
Ésta última orden, me salió un poco más tosca, mi polla estaba muy dura y me estaba embruteciendo. Solo quería saber cómo sabía, a qué sabría ese coñito que estaba deseoso de comerme. Y que me comería muchas, muchas veces.
- Mmmm. Mi Señor, estoy deliciosa, tengo un ligero sabor salado, pero con toques dulzones…..es de textura suave y muy agradable al paladar.
Ufff, vaya descripción que me acababa de hacer. Esa conjunción de palabras, mi imaginación y mi mano recorriendo suavemente mis huevos, me encendió todavía más. Deseaba poseerla, hacerla mía, necesitaba FOLLARLA, POSEERLA YA.
- Noemí, ahora vas a ponértelo en el clítoris, mientras te sigues acariciando las tetas.
- Sí. Mi Señor.
Mi mano seguía acariciando mis huevos, y con la otra comencé a reproducir el patrón que había guardado antes. Le di al botón y la secuencia empezó.
Dejé el móvil encima de mis piernas, y mientras me acariciaba los huevos y me tocaba el final del escroto llegando al ano, con la otra empecé a acariciarme el frenillo como si me pellizcata el capullo con las yemas de mis manos.
Al otro lado de la línea se escuchaban leves gemidos, el sonido de la velocidad del satisfyer dando en el clítoris de Noemí, se llegaba a apreciar hasta el sonido de su flujo siendo absorbido, me lo estaba imaginando, todo ese flujo chorreando por su coño.
El patrón estaba a punto de llegar a las ondas más elevadas y a la combinación de petardos y terremotos.
- Noemí, aumenta la velocidad.
Entre gemidos y con la voz apenas audible Noemí respondió, dándome más placer cada vez que me llamaba “Mi Señor”.
Estaba deseoso de que mi sumisa se corriera de nuevo para mi, pero esta vez la acompañaría, quería que supiera que es importante para mí, y poder dar el siguiente paso juntos.
- Noemí, más deprisa, tócate bien las tetas, pellizca tus pezones y dime en qué punto nos encontramos.
- Mi Señor, estamos disfrutando mucho. Completamente mojados, excitados y…. ( Susurraba, con pausas entre las palabras) deseosa de que me folle Mi Señor. Quiero, no, deseo y necesito correrme contigo, por favor.
- Noemí, nos correremos juntos, quiero que sigas, que disfrutes. No tengo por qué decírtelo, pero me pones la polla dura con tus gemidos, me estoy masturbando.
Aumenté el ritmo de mis dedos en mi capullo, me dejé llevar y mi voz también sonaba entrecortada, no es lo habitual, pero por ser su primera vez quería que así fuera.
Sus gemidos aumentaron, se aceleraron y mi excitación con ellos. Aceleré más mis movimientos, y así se lo hice saber.
- Mi Señor, me voy a correr, necesito hacerlo, pero necesito meterme algo.
- Sácate el huevo y métete lo que quieras. Sabrás que es mi polla la que te está follando.
- Sí, sí, sí…. Ahhhh ya, ya, ya…. Me voy a correr, no puedo más…. Agggg
- Córrete, córrete para tu Señor, para tu amo.
Estaba a punto de correrme, sus gemidos, sus sonidos, esos chof -chof que se oían mientras ella se estaba metiendo lo que fuera en ese coño empapado, me excitó mucho y bajé la mano de mis huevos a mi ano, jugué por el perineo e introduje un poco el dedo, hasta que se me dilató lo suficiente para llegar hasta la próstata. ¡Joder!
- ¡Córrete, vamos! Joooodeer.
- Mi Señor, mi Señor…. Sí, sí, todo tuyo…
Después de esas últimas palabras solo se oían unos gemidos más relajados, su respiración se iba desacelerando, la notaba relajada, me la imaginaba caída en el suelo después de ese orgasmo, no sé si lo estaría, pero era mi deseo.
- Noemí, disfruta y tómate tu tiempo para recuperarte. Una vez que lo hayas hecho, necesito que te vuelvas a duchar y te arregles. Te espero a las diez en el bar restaurante “El Calomo”. Cenaremos, Mi Pecosa.
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