XENA Su nacimiento

Larissa Costa_@larissxcosta

- ¿Tienes la desfachatez de tocarte la POLLA en mi cara? Me da igual el estrés al que estés sometido. No tienes derecho a hablar así de ninguna mujer. Ahora mismo le diré a Kiko que anule tu cita de la semana que viene.

Susana seguía con el semblante serio, ella sabía que profesionalmente no podía hacer nada por él, o al menos no mucho. Solo tenía que asumir que sus gustos, o preferencias sexuales habían cambiado. 

O simplemente había evolucionado y no le excitaban las mismas cosas que antes. Pero sinceramente, ese dinero extra le venía de lujo al gabinete. 

- Pablo, mi ética profesional me impide coger tu dinero, no tienes ningún problema que se tenga que tratar. Solo tienes que buscar en el sexo lo que hace que te excites. 

Y por lo que he visto hoy, es que una mujer te ordene y te mande, no tiene que llegar a ser sumisión, pero piénsalo.

Pablo la miraba, no podía apartar la mirada del pecho, fijaba su vista en la clavícula. 

Susi se había dado cuenta y empezó a jugar con su dedo alrededor de la misma, no era profesional lo que estaba haciendo, pero técnicamente ya no era su paciente, y le veía con otros ojos. 

No se había percatado de lo bien parecido que era Pablo. Pelo canoso, ojos verdes, barbita arreglada, espaldas amplias y un culito que se marcaba a través del pantalón de vestir. 

- Susana por favor, dime algo. Hace mucho tiempo que no...

Susi le miró, miró la hora en el reloj y llamó a Kiko pidiéndole que no le pasara llamadas y ni la molestaran. 

Al escuchar eso Pablo quedó confundido y expectante. Susi se levantó de la silla fue a la puerta y echó el cerrojo.

Se puso delante del ordenador de nuevo, y le dijo a Pablo que iban a empezar una nueva terapia personalizada y experimental. Pablo asintió, repitiendo que pagaría lo que tuviera que pagar. 
“Me llamo Xena, y te voy a dar todo el placer que tú como hombre, necesitas. Para ello, tienes que ser completamente sincero conmigo. Yo no te juzgaré, ni tu me juzgarás, solo disfrutarás, sin importar lo que te pida. Hasta aquí estamos de acuerdo”. Pablo asintió. 

Dime ¿qué es lo que quieres? preguntó Xena. 

No hubo respuesta. Por lo que en un tono más autoritario volvió a preguntar: 

¿Qué es lo que quieres? Yo sé qué es lo quieres, pero quiero oírtelo decir. 

- Volver a excitarme, volver a empalmarme y correrme. Respondió Pablo. 

- Muy bien Pablo, has sido bueno, por lo que tendrás tu premio. 

Acto seguido dejó caer un tirante de la lencera, se la notaba más el hueso de la clavícula, jugueteó con él, después se quitó el resto de la lencera, quedándose con un sujetador negro de encaje el cuál dejaba los pezones a la vista. 

- Ahora Pablo, te vas a acariciar esa birria que tienes entre las piernas. Y vas a hacer que se ponga muy dura para mí. 

Pablo metió la mano por debajo de la mesa cuando oyó a Xena:

 ¡Levántate que yo te vea! Quiero ver la transformación.

La voz de Susi sonaba autoritaria pero llena sensualidad y erotismo. Ese tono promiscuo que te sale cuando te sientes una verdadera diablesa llena de poder y control.

- Ahora mete la mano por dentro del pantalón. Y cuando la notes dura. Te los bajas. Y te quedarás en bóxer para mí. 

Pablo obedeció, metió la mano por dentro del pantalón y cuando se notó duro se bajó los pantalones. 

Una mancha en el bóxer delató a Pablo, quedó en bóxer delante de la cámara. Susi miraba cómo se tocaba y no podía apartar la vista de ella. 

- Pablo, ¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes esa mancha en el bóxer? 

- No soy Susana, soy Xena. Muy mal Pablito. Ahora no has sido bueno. Así que te vas a tocar ese amago de polla hasta que yo te diga. Y pararás en el momento que te lo ordene. 

Pablo asintió, y comenzó a tocarse, el vocabulario y el tono de Xena le excitaba como hacía mucho. Comenzó a manosearse más fuerte, subiendo y bajando a lo largo del bóxer. La mancha iba creciendo. 

- ¿Qué pasa Pablito? ¿Por qué se te sigue mojando el bóxer? 

- Una vez que empiezo, no puedo parar. 

- Sácatela. Y muéstrame lo que estás dispuesto a darme. 

Pablo se la sacó, y la mostró a la cámara. Era una polla de tamaño normal, llena de venas muy marcadas y repleta de líquido preseminal. Susi nunca había visto tanto preseminal con apenas un par de tocamientos.  
Después de mostrarla a cámara Pablo quedó quieto, hasta que Xena le ordenó que se la agarrara y empezara a meneársela. 

Pablo obedeció, la cogió por la parte de arriba, justo en el frenillo y empezó a mover su mano. Era un movimiento rítmico, suave, acompasado. 

Susi le observaba desde su despacho, sus bragas se habían empezado a mojar justo en el momento en el que su “álter ego” se presentó de aquella manera tan sexual. 

Ni siquiera ella misma era consciente de que Xena vivía dentro de ella, y de que era tan sumamente intimidante, sexual y bueno…. Todo lo que con el tiempo fue descubriendo sobre ella. 

Cuando la mano de Pablo estaba llena, recubierta de blanco. Xena metió la suya por debajo de la mesa, desabrochó su pantalón e introdujo lentamente su mano por dentro de su braguita.

 Sintiendo la suavidad de su pubis perfectamente depilado, llegando a tocar el comienzo de sus labios mayores. 

- Más deprisa, date más deprisa. 

Pablo aumentó el ritmo, pero su mano seguía estando en la zona del frenillo. Iba más deprisa pero superficial. 

Xena se levantó, se quitó los pantalones, se bajó las bragas y dijo: ¿Crees que así te follarías este coño? ¿Crees que así darías placer a esta Reina Guerrera? Date más deprisa. 

Pablo volvió a aumentar el ritmo. Su erección era ya plena, y su mano estaba llena de preseminal. Le chorreaba entre los dedos. 

Xena puso la pierna encima del escritorio, dejando ver todo el coño en su esplendor. Estaba brillante, de un fluido transparente, sus dedos se deslizaban con facilidad por entre los labios menores.

 La visión en la pantalla del ordenador era…. Era fabulosa, su clítoris hinchado, se podía apreciar el coño dilatado. 

Sus dedos jugaron con su clítoris, un par de vueltas en él o quizás tres, los arrastraba hacia abajo llegando a la entrada, presionaba, introducía un poco y volvía hacia el clítoris para repetir la misma acción.  

- Ahora Pablo, FÓLLAME. Mueve esa mano bien apretada hasta abajo. Fuerte. FÓLLAME. 
Pablo obedeció, se la agarró aún más fuerte y comenzó a bajar, sus caderas se le iban, subía y bajaba. 

- ¡GIME! Hazme saber que te gusta. 

- Mmmm, Xena…. Sí, sí sí 

- Ahora vas a correrte para mí. Me lo echarás encima de mi tripa. 

Pablo aumentó más la intensidad, subía y bajaba, sus gemidos eran más que audibles, su cadera se movía, aproximó la polla a la cámara del ordenador, casi se podía apreciar el palpitar de sus venas, subió y bajó un par de veces más y ….. 

Un chorro de leche salió disparado hacia arriba, pasó por encima del ordenador poniendo la silla de enfrente perdida. 

Susi a su vez, se estaba metiendo los dedos hasta el fondo, siguiendo el ritmo que le había marcado a Pablo. 

Círculos apresurados en el punto G, rápidas y profundas incursiones en su coño empapado. Hicieron desencadenar el primer orgasmo y sesión sexual de Xena. 

Pablo se la sacó, y la mostró a la cámara. Era una polla de tamaño normal, llena de venas muy marcadas y repleta de líquido preseminal. Susi nunca había visto tanto preseminal con apenas un par de tocamientos.  

Después de mostrarla a cámara Pablo quedó quieto, hasta que Xena le ordenó que se la agarrara y empezara a meneársela. Pablo obedeció, la cogió por la parte de arriba, justo en el frenillo y empezó a mover su mano. Era un movimiento rítmico, suave, acompasado. 

Susi le observaba desde su despacho, sus bragas se habían empezado a mojar justo en el momento en el que su “álter ego” se presentó de aquella manera tan sexual. 

Ni siquiera ella misma era consciente de que Xena vivía dentro de ella, y de que era tan sumamente intimidante, sexual y bueno…. Todo lo que con el tiempo fue descubriendo sobre ella. 

Cuando la mano de Pablo estaba llena, recubierta de blanco. Xena metió la suya por debajo de la mesa, desabrochó su pantalón e introdujo lentamente su mano por dentro de su braguita. 

Sintiendo la suavidad de su pubis perfectamente depilado, llegando a tocar el comienzo de sus labios mayores. 

- Más deprisa, date más deprisa. 

Pablo aumentó el ritmo, pero su mano seguía estando en la zona del frenillo. Iba más deprisa pero superficial. 

Xena se levantó, se quitó los pantalones, se bajó las bragas y dijo:

 ¿Crees que así te follarías este coño? ¿Crees que así darías placer a esta Reina Guerrera? Date más deprisa. 

Pablo volvió a aumentar el ritmo. Su erección era ya plena, y su mano estaba llena de preseminal. Le chorreaba entre los dedos. 

Xena puso la pierna encima del escritorio, dejando ver todo el coño en su esplendor. 

Estaba brillante, de un fluido transparente, sus dedos se deslizaban con facilidad por entre los labios menores.

 La visión en la pantalla del ordenador era…. Era fabulosa, su clítoris hinchado, se podía apreciar el coño dilatado. 

Sus dedos jugaron con su clítoris, un par de vueltas en él o quizás tres, los arrastraba hacia abajo llegando a la entrada, presionaba, introducía un poco y volvía hacia el clítoris para repetir la misma acción.  
- Ahora Pablo, FÓLLAME. Mueve esa mano bien apretada hasta abajo. Fuerte. FÓLLAME. 

Pablo obedeció, se la agarró aún más fuerte y comenzó a bajar, sus caderas se le iban, subía y bajaba. 

- ¡GIME! Hazme saber que te gusta. 

- Mmmm, Xena…. Sí, sí sí 

- Ahora vas a correrte para mí. Me lo echarás encima de mi tripa. 

Pablo aumentó más la intensidad, subía y bajaba, sus gemidos eran más que audibles, su cadera se movía, aproximó la polla a la cámara del ordenador, casi se podía apreciar el palpitar de sus venas, subió y bajó un par de veces más y...

 Un chorro de leche salió disparado hacia arriba, pasó por encima del ordenador poniendo la silla de enfrente perdida. 

Susi a su vez, se estaba metiendo los dedos hasta el fondo, siguiendo el ritmo que le había marcado a Pablo. 

Círculos apresurados en el punto G, rápidas y profundas incursiones en su coño empapado. Hicieron desencadenar el primer orgasmo y sesión sexual de Xena. 
Larissa Costa_@larissxcosta

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