XENA. Su Afianzamiento

Larissa Costa_@larissxcosta
-        ¡Buenos días Kiko! ¿Cómo tengo la agenda hoy? Preguntó Susi.

-        Buenos días Susana. Hoy tienes por la mañana a la Sra. García a las once y a los Sres. Pérez a las doce. Por la tarde empiezas a las cinco con el Sr. Castel, y cerré agenda tal y como me dijiste.

-        ¡Gracias Kiko!

Susi pasó por delante de Kiko contoneándose. Todavía hacía un calor horrible a pesar de ser mediados de septiembre. Llevaba puesto un top color marfil, resaltaba el moreno de su piel, un colgante tribal, unos shorts vaqueros desgastados y unas sandalias de cuña.  

Era viernes y había quedado para comer con las chicas. Así que aprovechó para ponerse un poco más informal.

En el despacho siempre tiene algo de ropa para cambiarse por si como hoy, venía algo más ligera y tenía alguna consulta de pareja, como es el caso de los Sres. Pérez.

La mañana pasó rápido, y a las dos en punto entró Laura por la puerta. Gafas de sol, medio recogido informal, labios rosa brillante y una sonrisa de oreja a oreja.

-        Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? Preguntó Kiko.

-        Buenos días, he quedado con Susana y con Luz. ¿Las puedes avisar, por favor? Soy Laura. Tú debes ser Kiko, ¿Me equivoco?

-        Perdona. Sí soy Kiko. En seguida las aviso. 
Mientras Kiko avisaba a Susi y a Luz de la visita, Laura escribía en su móvil, según escribía y leía, se la iba esbozando una sonrisa tonta que no podía ocultar.

 Kiko se dio cuenta y no podía apartar la mirada de ella. Ya no solo de su sonrisa sino también del resto de su cuerpo. 

Había oído hablar de ella a las jefas y a Óscar, pero no se la había imaginado así.
Le pareció una mujer súper sensual, porque guapa era obvio, pero a su entender, emanaba sensualidad en sus movimientos.

A los pocos minutos aparecieron las chicas, se despidieron de Kiko y se fueron las tres a comer. Susi miró a Laura y sonrió, no era profesional, pero la encantaba sentirse el centro de atención cuando sabía que un hombre la estaba mirando; así que volvió a salir contoneando las caderas, pero esta vez acompañada de una sonriente Laura. 

De aquella comida no podía salir nada bueno, se habían juntado las jinetes de la apocalipsis, faltaba María, que era la más modosita. Casi el cien por cien de las veces que quedaban solas, se les ocurría algún plan para hacer, escapada o locura.

Fueron a comer a un restaurante que había cerca del gabinete, ya que Susi quería terminar pronto, era extraño, pero quería ir a comprar unas cosas, a Luz le vino de lujo, porque así podría estar un poco con Óscar antes de abrir por la tarde, y a Laura, pues bueno, se apuntó a las compras con Susi.
Susi le enseñó en el móvil la ubicación de la tienda a la que quería ir. Laura al ver donde iban se quedó un poco sorprendida, pero pensó que así también ella podía aprovechar.

Cuando llegaron, una chica vestida completamente de negro se presentó como Dulima e iba a ser su asistente personal.

 Escuchó atentamente lo que quería comprar Susi, las llevó a un reservado y se marchó. Una vez a solas, Laura ojiplática y sumamente intrigada preguntó a Susi por ese “look”.

-        Laura amor, tengo que confesarte una cosa. Es un poco complicado de explicar y quizás, más de entender.

-        Susi, nos conocemos de siempre, y hemos compartido muchas, muchas cosas. Creo que podré asimilar cualquier cosa que me quieras contar.

-        Vale, he descubierto una parte de mi que quería salir, y hace un tiempo salió en una sesión con un paciente. Sabes que entre nosotras han pasado cosas y me encanta. Y quiero seguir disfrutando sin limitaciones….

Laura escuchaba atentamente, las explicaciones que le iba dando Susi. No perdía detalle de sus argumentos y sólo podía pensar en lo valiente que era su amiga por afrontar su sexualidad y sus gustos con total naturalidad.

-        Así que nació Xena, una mujer extremadamente sexual, a la que le encanta el sexo. No quiero que me juzgues, solo que me apoyes. 

Y quizás en algún momento que me cubras delante de Miguel. Esto no significa que no quiera a Miguel. Pero necesito más.

-        Joder mi niña, qué valiente. Sabes que yo no te juzgo y no lo haré jamás. Puedes contar conmigo siempre que quieras.

Susi se acercó a Laura y la dio un dulce beso en los labios. Laura se quedó de nuevo parada, igual que la primera vez que pasó, pero esta vez fue ella la que continuó con el beso, pasando sus manos por su cuello y su cintura. 

Su beso fue ardientemente correspondido, las manos de Susi recorrieron la espalda de Laura, bajando a su culo, dándola un buen apretón en los dos cachetes de ese precioso culo. 

Laura pasó su mano derecha al pecho de Susi, acariciándolo por encima del top, mientras pensaba en lo mucho que había anhelado aquellos labios desde su última vez. Se volvía a dejar llevar, sin pensar si quiera dónde estaban.

 Los besos de Susi eran una adicción para ella, nunca nadie la había besado con aquella pasión, dulzura y lujuria a la vez en un mismo beso.

Susi apretaba su culo más y más, la levantó la faldita y metió su mano, encontrando unos cachetes al aire, libres de braguitas, notaba el hilo del tanga al llevar sus manos hacia el centro al masajearlo.  Susi retiró su boca y susurrándola al oído la dijo:

-        Laura amor, he cambiado en estos tres años. Te deseo y me encantaría que te volvieras a dejar llevar. Pero no sé si te gustará la nueva Susi o Xena.

-        ¡Calla, y bésame! Yo también tengo que confesarte algunas cosas.

A Susi se la oscureció la mirada, agarró el tanga de Laura y se lo arrancó. La sentó en la silla y la abrió de piernas. 

-        Susi, va a venir Dulima, jijiji.

Dijo nerviosa al ver a Susi en ese estado.
-        Amor, ahora soy Xena, me deseas y me tendrás. Mi lema es dar tanto a los hombres como a las mujeres el placer que necesitan. 

Y sé que no eres lesbiana, pero te mueres por una buena comida de coño y por probar cosas nuevas. Yo estoy aquí para lo que necesites.

A renglón seguido se agachó y se metió entre las piernas de Laura. Lo miró, le pasó la palma de la mano, y le dio una palmada. 

Antes de que Laura pudiera cerrar las piernas, metió los codos y acercó la lengua empezando a lamer. Pasadas largas desde abajo, llegando al ano hasta justo el comienzo del pliegue del clítoris. Repetía las pasadas, su lengua bien ancha abarcaba todo la zona central del coño de Laura.

 Un coño bien mojado, deseoso, impaciente de ser poseído esta vez por Xena, y no por su amiga. Sus gemidos ya eran audibles, y Xena la preguntó que si querían compañía, que si seguía así, no tardaría en unirse a ellas Dulima.

 Laura, centrada en gozar, dijo que sí, lo que no sabía, es que lo que le había dicho Xena era verdad. Haría todo lo que ella quisiera para que gozara.

Dulima apareció de detrás de las cortinas, ya en ropa interior. Se había despojado del vestido negro y de las botas. Caminó decidida hacia Xena, se arrodilló al lado suyo y la comió la boca delante de la atónita mirada de Laura.

-        Laura será el centro del placer. ¿Has entendido Dulima?

Dulima se acercó a Laura, dejando a Xena a sus espaldas y se rindió ante sus tetitas. Duras y empitonadas. Las empezó a besar, lamer y chupar. Mientras con las manos las abarcaba para darles mayor sujeción. 

Xena seguía lamiendo, se recreaba en el clítoris, hasta que Laura la cogió de la cabeza y la bajó más hacia el ano.

-        Dime lo que quieres y será concedido. Lo que desees, pídelo. 

-        Ummmm qué rico suena eso. Pero antes quiero que pruebes a Dulima. Verás cómo te lo hace ella, y luego decides.

Xena se retiró dejando vía libre a Dulima, la que primero observó, palpó, y volvió a observar, pasando lentamente sus dedos entre los labios del coño de Laura. Esa templanza, hacía que estuviera más excitada si cabe. 

Lo volvió a mirar, se acercó y pasó lentamente su lengua por los labios exteriores, mientras sus dedos se dejaban guiar por los pliegues interiores hasta llegar al coño. Ahí, los introdujo un poco. Levantó la vista, y al ver que Laura ya estaba relajada y confiada, empezó con la labor encomendada.

Con los dedos mojados realizaba pequeñas pasadas por el ano, cuando lo notaba seco volvía al coño, los introducía un poco, los empapaba bien, y volvía al culo. Su lengua mientras, disfrutaba de un paseo por ese paraje inundado de rico flujo, haciendo malabares con su clítoris cuando llegaba a él. 

Sus dedos en el culo, ejercían cada vez un poco más de presión, se iba dilatando y Laura se iba acercando más al orgasmo. 

Dulima lamía con avidez, sus dedos follaban el culo de Laura con frenesí, Laura se contorsionaba en la silla. No podía parar quieta.  Dulima metió el pulgar en el coño de Laura y prosiguió con las incursiones, cada vez más rápidas y más fuertes. Los gemidos de Laura se oían por toda la tienda.
Mientras Laura era llevada por el camino de la lujuria. 
Xena se probó lo que le había dejado Dulima en el reservado de al lado. La quedaba perfecto, parecía una verdadera “femme fatale”.
Apareció en el reservado con una posee autoritaria, una sensualidad apabullante y unas ganas de follar desorbitadas.

-        Ohhh, ummmm, sí Xena, sí, sí….

Ahora sabrás y verás lo que es disfrutar, dijo Xena mientras levantaba el culo de Dulima, la echaba la braga a un lado y se metía dentro de ella a comerla el culo con avaricia y glotonería. 
Laura se perdió en esa imagen, un tren de placer perfectamente orquestado en el reservado de aquella tienda. 

Sus gemidos guiaban a Dulima y a Xena, su cuerpo contorsionado, su clítoris hinchado, su coño empapado y su culo…. Uffff su culo estaba recibiendo el mayor placer que jamás había sentido. Morbo, moralidad, desenfreno y lujuria azotaban a Laura por los cuatro costados.

Su clímax estaba cercano, no podía ni quería frenarlo. Agarró a Dulima por el pelo y la apretó más la cara. Situando su lengua justo por debajo del clítoris, rogándola que la pusiera dura y que continuara con movimientos circulares por esa zona.

Dulima encantada obedeció, Xena la abrió más las piernas, y al no poder acceder bien, se tumbó en el suelo y se deslizó hacia delante, quedando boca arriba pegada a la silla donde estaba Laura sentada. Echaron a Laura un poco hacia delante y la levantaron las piernas a los hombros de Dulima, así ésta pudo abrirse más y bajar la cadera para que Xena llegara a su objetivo. 

Solo faltaba Laura comiendo el coño a Xena para completar el círculo, pero llegaría, era pronto para ella, todavía tenía que seguir evolucionando.

Xena degustaba a Dulima, un coño caribeño lleno de pasión y loco por gozar. La encantaba que Xena fuera a la tienda a probarse ropa. Un día de los que fue, iba especialmente cachonda después de una sesión con Pablito y follaron  en ese mismo reservado. A partir de ahí, se convirtió casi en una habitual, por lo que se conocían muy bien.

A la cuarta pasada de la lengua por el clítoris de Dulima, Xena la metió los dedos en su coño, y ésta a su vez apresuró su lengua y sus dedos en Laura. Un tándem perfecto de placer.

Laura no podía más y gritó de puro placer, estaba teniendo su primer orgasmo anal, o vaginal o anal-vaginal, no estaba segura ni la importaba, solo estaba llena de lascivia y placer.

Xena y Dulima se unieron al éxtasis de Laura unos segundos después, quedando una bella estampa en el suelo. Xena boca arriba, Dulima medio tirada apoyada en la pared, Laura medio caída de la silla, y un olor delicioso a sexo en el reservado.

-        Y dime Susi, ¿este atuendo exuberante no es para Miguel, verdad? Preguntó Laura extenuada.

-        No, es para una sesión que tengo esta tarde con Pablito. Va a aprender lo que es el control..... Jajajajjaa.


Larissa Costa_@larissxcosta

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