El Confesionario II

Maria_Jose_Lopez_Malo
Pecados inconfesables, anhelos, fantasías…

 Aquí todo tiene cabida.

La Confesión de Gabriel 2 

Gabriel después de aquella tarde estaba desenfrenado. 

Quería volver a ver a La Tere, quería volver a poseerla. 

Se levantó por la mañana más salido que el pico de una mesa, normal, entre lo acontecido el día anterior y las hormonas adolescentes…. 

Aquella mañana se masturbó unas cuatro o cinco veces, se encontraba fuera de sí, estaba sobreexcitado. 

No sabía cómo aplacar lo que esa mujer había despertado en él. 

Solo quería follarla y hacerla disfrutar. 

Su madre le mandó a la tienda a por unos recados que había dejado encargados, y al salir de la tienda allí estaba ella, con un jersey bien estrecho, sus tetas bien erguidas, y esas piernas al aire con unos tacones de infarto que se las estilizaba aún más si cabe. 

Una minifalda como un palmo por encima de la rodilla, o mejor dicho, de unos deditos por debajo de su culo. 

Echaba de menos la visión del coño marcado, pero Gabriel sabía perfectamente lo que se escondía debajo de aquel cacho de tela. 

- Pajillero, me duele la espalda. Anda, ayúdame con las bolsas. Súbemelas a casa. 

Gabriel cogió sus bolsas y la acompañó a casa. 

Por el camino detrás de ella no podía dejar de pensar en su ano, en su dedo en el ano, en su polla reventándola el culo como en tantas películas porno.  

“Al entrar en su casa, me mira y me quita las bolsas de las manos, se abalanzó sobre mí y me empezó a devorar la boca”. 

Cuando Gabriel se dio cuenta, estaba con los pantalones bajados y la polla fuera. 

Tere estaba de rodillas delante de él, comiéndole la polla con ansia. 

Parecía desesperada. 
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A pesar de haberse masturbado por la mañana varias veces, Gabriel no tardó en correrse en su boca.

 Tere se levantó y mirándole enfadada le dijo:  

- Eres un pajillero de mierda. Quiero todo su semen para mí. Ahora te vas a enterar. 

- Ahora me vas a comer el culo y el coño hasta que me chorree por las piernas. 

Gabriel comenzó a lamerla el culo siguiendo al pie de la letra las instrucciones que Tere le iba dando. 

Al pasar su lengua quería que la apretara como si fuera a penetrarla, Tere se puso muy salvaje, se quitó y se le sentó encima de su cara. 

Apenas podía respirar, pero no paró de chupar, morder y succionar su clítoris hasta que Tere le inundó la boca con un rico orgasmo. 

Fue casi como una cascada de placer, le aplastó mientras le llenaba de fluidos la boca y la cara. 

Gabriel estaba empalmado y quería follarla como un animal, pero tal y como ocurrió la vez anterior, 

Tere le dijo: 

- Vete pajillero y te cascas otra paja. Así aprenderás a que una mujer como yo, quiere toda tu leche, hasta que me chorree. Así que vete. 

Gabriel estaba empalmado, y cachondo, pero esta vez no se marcharía. 

Se la agarró y empezó a cascársela delante de la mirada lasciva de ella. 

Tere se relamía la muy guarra, y empezó a tocarse las tetas. 

Gabriel la miraba, se escupió en la mano y ofreciéndole la polla le dijo: 

“La deseas, pero no la tendrás, porque soy un puto pajillero que te folla como nadie lo hace” 

Gabriel meneaba su mano bajo la atenta mirada de Tere, ella no podía más, estaba ansiosa por tenerla, y le estaban saliendo caras sus palabras. 

Se sacó las tetas, y le dijo que se corriera en ellas. 

Gabriel siguió masturbándose de forma desesperada hasta que se corrió encima de ellas. 
No es que le saliera mucho, pero una vez que se la hubo sacudido hasta la última gota, se subió los pantalones y, cogiendo las bolsas se giró y la dijo: 

- Mañana te vas a atragantar. 

- Deseándolo. No te vuelvas a masturbar. 

Al día siguiente Gabriel estaba por el barrio deseando verla, y follarla. 

Pero Tere no aparecía por allí ni por la asociación. Ya casi habiendo perdido la esperanza, apareció doblando la esquina, al llegar a su altura, miró alrededor, se giró y abriéndose el culo de par en par hacia Gabriel siguió andando como si nada. 

“Me sentó fatal, deseaba follarla, pero ella sabía como jugar conmigo y empalmarme con un simple gesto”. 

Después de aquella imagen no se podía quitar de la cabeza su culo, su polla… 

Uff ya le había dicho que le enseñaría, y Gabriel deseaba que fuera ya. 

Se hizo un maratón de anales tanto de películas como de revistas, quería estar preparado para ese culito. 

Esa semana Tere se hizo de rogar, apenas se la vio por el barrio, hasta el martes por la tarde. 

Estaba Gabriel jugando a las cartas con los amigos cuando apareció por la puerta. 

Pasó por delante suya, recorriendo toda la asociación con un movimiento de culo espectacular. 

Se parecía a las típicas chicas de compañía que aparecían en las películas de los años ochenta cuando buscaban clientes. 

Gabriel fue al servicio y al salir se la encontró allí esperándolo, le agarró de la polla y le dijo: 

“Mañana me tienes que volver loca, y más te vale llenarme de leche” 

La polla de Gabriel reaccionó como un resorte, e intentó meterse con ella en el baño de mujeres, pero no quiso. 

A Gabriel no le quedó otra que entrar y masturbarse, se le salía del pantalón y así no podía salir al salón de la asociación. 

Cuando salió del servicio La Tere seguía por allí, pasó rozándole y le dijo: 

- Míralo bien porque mañana lo vas a follar, pajillero. 

A la mañana siguiente Gabriel se levantó duro como uno piedra, con ganas de liberar la presión que tenía en los huevos, pero quería dárselo todo a ella, por lo que no se masturbó. 

Recordaba en su cabeza sus palabras “mañana me lo vas follar, pajillero" 

A las nueve de la mañana ya estaba esperando en su portal, cuando apareció por la esquina, le miró, y le citó en su casa pasados diez minutos. 

Subió corriendo por las escaleras, entró y se fue directo a besarla, la tumbó y la desnudó. 

Se quedó de pie delante de ella admirándola, para después de un minuto abalanzarse sobre ella, comía con gula sus tetas, cuando se cansó se bajó “al pilón” y se dio un buen atracón de coño. 

Lo lamía todo, su clítoris, sus labios mayores y los menores hasta que llegó al orgasmo. 
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Al verla de esa manera Gabriel estaba chorreando y a punto de correrse también. 

- Ahora me vas a comer el culo, lubrícalo bien con mis fluidos y bien de tu saliva. Empieza a lamerlo todo. 

Ella estaba a cuatro, todo un espectáculo para un chaval, se puso de rodillas delante de ella y empezó a lamer desde la vagina hasta el ano. 

Hacía paradas en el clítoris para continuar con su estimulación. 

Llegado el momento, la abrió bien las cachas para tener acceso pleno a su ano, e introdujo su lengua como ella le decía. 

Tere comenzó a gemir a la primera incursión, 

Gabriel estaba a punto de correrse al oír sus gemidos, así que ella se volvió de nuevo y le dijo: 

- Te vas a correr y no lo harás solo. 

Se arrodilló y empezó a chuparle la polla, se la metió en la boca y …

 “ fue una mamada de vértigo, me corrí en dos minutos”.

 Su polla en la boca mientras Tere le agarraba el culo y él empujaba, la llenó la boca de puro placer, se le salía por los lados de la cantidad de semen que tenía acumulado. 

No daba abasto para recoger lo que le salía por las comisuras, lo recogía con los dedos y se lo volvía a meter en la boca. 

Gabriel seguía empalmado, ella le miró y con sonrisa pícara le dijo:  

- Así aguantas más. Ahora me vas a lubricar y meterás un dedito. ¿Lo has entendido pajillero? 

Se puso nuevamente a cuatro, le separó las cachas y empezó a saborear nuevamente todo el flujo que había en su coño. 

 Se lo llevó hacia arriba, y metió el pulgar en el culo y dos dedos en la vagina. 

Empezó a moverlos, lento para ir acelerando un poco después de varias incursiones. 

Al sacarlos, Gabriel recogía los fluidos y los llevaba al ano para volver a meter sus dedos. 

Ella gemía y suspiraba, Gabriel aceleró más las penetraciones, Tere se echó hacia delante y cogió lubricante, se volvió hacia el pene de Gabriel y le pegó unos lametones para que se terminara de poner plena, la untó bien de lubricante, se puso de nuevo en posición y dijo: 

- Pónmela en la entrada y haz lo que yo diga. Empuja suave. 

Gabriel la puso en la entrada y empujó suavemente, pero eso no entraba. 

- Pajillero, la tienes más gorda que la de mi marido. Pero tranquilo, que hoy me lo follas. 

Se abrió el culo con las manos, Gabriel estaba nervioso porque no entraba, y estaba deseoso de probar ese culo que tantas pajas había inspirado. 
Poco a poco fue dilatando hasta que entró un poquito. 

“Joder, aquello estaba tan estrecho y apretado que casi me corro” 

Gabriel notaba cómo se le iba abriendo el culo conforme empujaba lentamente, se iba dilatando conforme su esfínter se iba relajando. 

Cuando se quiso dar cuenta, ya tenía media polla dentro. Estaba eufórico, pero La Tere le cogió de los huevos y le dijo que se estuviera quieto, que tenía que dilatar más. 

- Estate quieto y no se te ocurra correrte, como lo hagas te los aprieto. 

Empezó a mover el culo lentamente de delante a atrás. 

Las manos de Gabriel estaban en sus caderas, la tenía cogida para bombear despacio. 

Entraba unos centímetros y salía, casi hasta el glande. 

Cada vez dilataba más y más, y Gabriel bombeaba más y más. 

Ella empezó a gemir, cada vez los gemidos eran más y más fuertes. 

Se tapó la boca con un cojín, y en una que pudo hablar: 

Gabriel la enculó y ella gritó, fue a sacarla pensando que la había hecho daño, pero ella le ordenó que le diera más. 

Así que Gabriel entraba y salía cada vez más rápido y más fuerte. 

Ella gemía y suspiraba, Gabriel estaba confundido, no sabía si era dolor o placer, pero sentir sus huevos rebotando en su coño empapado le tenía cegado. 

No aguantó más de tres o cuatro minutos cuando se corrió dentro de ella. 

Todavía mantenía la erección y La Tere seguía moviendo su precioso culo. 

Entre el lubricante y su semen, la polla entraba aún mejor. 

Gabriel volvió a embestirla. 
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Sus gemidos y los gritos eran excitantes, el olor a sexo increíble, ella pedía más y más hasta que llegó a un orgasmo brutal, le tembló todo el cuerpo. 

Pero Gabriel seguía dándola. Y ella seguía pidiendo más. 

“ Me sentó en el sofá y de espaldas a mí se empaló por el culo” 

Empezó a cabalgar la jodía como una amazona, y de vez en cuando se volvía y con cara de vicio le decía: 

Qué polla más rica tienes para mi culo. 

Verla cómo se movía, como su polla salía y entraba llevó a Gabriel a un nuevo orgasmo. 
Los dos acabaron sudados, ella se desmontó y le besó, le cogió de la mano y le llevó al baño. 

La vistas de esa mujer desnuda por el pasillo, cómo contoneaba su cuerpo, era una visión divina. 

Metió a Gabriel en la ducha, le empezó a besar y a enjabonar. Por su parte él hacía lo mismo con ella. 

Gabriel la besaba en el cuello y las tetas, mientras La Tere se volvía loca. 

Cogió nuevamente la polla de Gabriel y comenzó a masturbarle de nuevo. 

La cosa empezó a tomar tono, se arrodilló y comenzó a mamársela de nuevo. 

“No sé el tiempo que estuvimos así, solo sé que de repente ella se volvió contra la pared y seguía abierta” 

Qué imagen más excitante, cogió la alcachofa de la ducha y la aclaró bien. 

Se arrodilló detrás de ella y volvió a deleitarse de ese coño y ano tan jugosos. 

Mientras saboreaba su manjar, con la mano se masturbaba para llegar a tener la erección plena y volver a penetrar esos suculentos agujeros. 

Cuando estuvo empalmado se la metió del tirón, ella gimió y suspiró. 

Se volvió buscando la boca de Gabriel, estaba como desesperada, deseosa. 

La estuvo penetrando así durante unos minutos. 

Besándose, sintiéndose, gozándose. 

Gabriel la separó más las piernas y la inclinó un poco hacia delante, y esa estocada fue directa al culo.

 La agarró del pelo y tirándola de él empezó a bombear duro.

 Ella gemía, estaba desenfrenada, y Gabriel desbocado como un animal. 

Quería más y más fuerte, ante esa petición 

Gabriel la dio más duro, tomándola por el cuello y arqueando su espalda. 

- Sigue, sigue. Joder pajillero, tu polla está hecha para mi culo. Ummm 

“ Noté cómo su culo tenía espasmos” 

Apretaba el culo y con su mano acariciaba su clítoris, La Tere llegó a un orgasmo aún más intenso que los anteriores. 

Apenas se podía mantener en pie. 

Pero ni ella ni Gabriel querían dar por terminada esa insuperable mañana.  

Salieron de la ducha y ante la incredulidad de Gabriel se puso a cuatro sobre la taza del váter. 

Cual miura la cogió de las caderas y la penetró duramente, quería meterla hasta los huevos por ese culo.

 Era espectacular la forma que tenía de gemir. 

Su cara se reflejaba en una ventana, era placer en estado puro y duro, esa visión y sus gemidos llevaron a Gabriel a un estado de no retorno, desencadenó un orgasmo acompañado de bufidos como si de dos animales se trataran. 

“ Aún recuerdo ese orgasmo, fue uno de los mejores que tuve con ella”. 

Cuando Gabriel se recompuso y se separó de ella, vio que se había quedado abierta, y que todo su semen le chorreaba por los muslos. 

- ¿Ves esto pajillero? Esto es lo que quiero. Que me llenes de ti. 

Le lavó la polla y comiéndole la boca le ordenó que se vistiera, pues su marido llegaba esa noche. 

- Esta polla que tengo en mi mano es mía para cuando yo quiera. Así que cuidadito con lo que cuentas. ¡Ah! Y nada de follar con tus amiguitas. Así que no tontees. 

“ La dejé el culo abierto, y yo cuando llegué a casa tenía la polla escocida. 

No había disfrutado así en mi vida. 

El sexo anal si se disfruta es, espectacular”

majolopezmalo_@majo.lopezmalo

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1 Comentarios

  1. Una mente ágil, sexy, conocedora de las reacciones humanas y escritas en forma clara, eróticamente hermosas!! El relato Fabuloso!!!

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