Juan "El Butanero" 2

Mia_Conti_@realmiaconti
Cristina pasaba mi mano por su entrepierna, mientras me miraba a los ojos y se mord铆a el labio de abajo. 

Con su otra mano me empuj贸 contra la pared del pasillo, acerc贸 su boca a mi o铆do y dijo: “Tranquilo Juan, a tu padre no me lo he follado, t煤 eres el butanero de nuestra generaci贸n, y TODAS, te est谩bamos esperando”

¿Todas me estaban esperando? No pod铆a creer lo que acababa de o铆r, me sent铆a como un objeto en manos de una mujer madura y atractiva.

Mi mano apret贸 su co帽o y la otra agarr贸 su cuello, entrelazando mis dedos en su pelo, mi boca devor贸 la suya, mi lengua penetr贸 sin pedir permiso buscando un lance con la suya.

Cristina me correspondi贸 en el beso, su lengua luchaba con la m铆a en el interior de su boca. 

Mi mano se paseaba por su entrepierna, apretando justo en la parte baja, marcando mi pulgar en su cl铆toris. 

Se separ贸 de m铆, se desabroch贸 la blusa que llevaba, la dej贸 caer al suelo.

Me acerqu茅 para besarla, pero ella me fren贸. Dej贸 caer el sujetador, me cogi贸 de la solapa del polo, llev谩ndome al sal贸n.

All铆 me empuj贸 en el sof谩, estaba excitad铆simo, pero a la vez acomplejado, no sab铆a si ser铆a capaz, esa mujer ah铆 desnud谩ndose para un mocoso de veinte a帽os.

Cristina se baj贸 la falda, dej谩ndola deslizar muslos abajo. Despu茅s, la braguita.

¡Qu茅 imagen m谩s sensual! Nunca hab铆a visto a una mujer desnudarse delante de m铆, segura de s铆 misma, sin las prisas del polvo en el coche, ni a medio desnudar por un “aqu铆 te pillo, aqu铆 te mato” en cualquier lugar con poca iluminaci贸n.

La ropa cayendo por sus piernas, tirada en el suelo, ella sacando las piernas de dentro del c铆rculo que hab铆a formado…Se acerc贸 para desabrochar mi pantal贸n, pero yo ya me hab铆a adelantado. 

Ten铆a una erecci贸n que me oprim铆a, me dol铆a dentro del pantal贸n. Y ten铆a que liberarla. 

Cristina se acerc贸, y al coger el slip para bajarlo, mi pene sali贸 como el payaso de la caja sorpresa. Casi la da en la boca, ella me mir贸 y le sali贸 una sonrisa p铆cara, casi endemoniada. 
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Se sent贸 en mis piernas, con las suyas abiertas, quedando su co帽o expuesto al roce del m谩stil que acababa de liberar. Pod铆a sentir en la punta de mi pene el calor que emanaba de su co帽o. Era fuego. Ard铆a.

La cog铆 del cuello, y la apret茅 de las nalgas, con un movimiento brusco la traje hacia m铆, y continuamos con el beso que hab铆amos empezado en el pasillo.

No fui consciente del tiempo que estuvimos bes谩ndonos, solo s茅 que mi polla y su co帽o estaban empapados cuando ella la agarr贸 y se la meti贸 sin mediar palabra.

Comenz贸 a cabalgarme, se separ贸 de mi boca y sus manos se fueron a sus tetas. Unas tetas bien puestas, redondas, pezones prominentes, marrones. 

Las agarr贸 como una barca llegando con sus pulgares a esos botoncitos maravillosos que ten铆a bien marcados. Los acariciaba mientras su mirada se clavaba en la m铆a.

Estaba juguetona la Se帽ora, pero mis hormonas veintea帽eras estaban exaltadas y no estaban para juegos. 

Me incorpor茅 en el sill贸n, dejando sus tetas a la altura de mi boca y empec茅 a mamar como un beb茅.

Me introduje su teta derecha en mi boca, succion茅 todo lo que me entraba en ella y, una vez dentro, mi lengua afilada se encarg贸 de golpear ese pez贸n duro que previamente su pulgar hab铆a endurecido. Cristina empez贸 a gemir, echando la cabeza hacia atr谩s.

Su cadera se mov铆a de forma constante, con movimientos oscilantes, hasta que despu茅s de llevar un rato chupando sus pezones, el movimiento se volvi贸 m谩s en茅rgico, con rotaciones circulares a la vez que sub铆a y bajaba.


Notaba c贸mo mi polla palpitaba dentro de ella, si segu铆a as铆 no podr铆a aguantar mucho m谩s. As铆 que la par茅, la baj茅 de encima de m铆 ech谩ndola en el sof谩, la abr铆 de piernas y contempl茅 esa maravilla chorreante. 

Por aquel entonces no se llevaba el chocho pel贸n, pero Cristina lo llevaba muy cortito y arreglado. Cuando pas茅 mi lengua por entre sus labios, un escalofr铆o recorri贸 mi cuerpo. 

Nunca hab铆a sentido tanto como aquella vez. Esa humedad, esa suavidad... Era incre铆ble la cantidad de sensibilidad que quitaba el matojo de pelo que llevaban las chicas a las que se lo hab铆a comido.

Mi lengua disfrutaba de su suavidad, su mucosidad, su flujo era como el hilo del sirope que cae lentamente encima de las tortitas. Su flujo el sirope y mi lengua la tortita.

Nunca se hab铆an quejado de mis cualidades como amante, pero claro, 茅ramos todos medio novatos. Ahora iba a averiguar si mi instinto era bueno.

Pasaba mi lengua por entre sus labios mayores y menores, rodeaba su cl铆toris y de vez en cuando lo succionaba igual que hab铆a hecho con sus pezones. 

Levant茅 la mirada y ah铆 estaba Cristina, con la espalda arqueada, apretando sus tetas y mordiendo su labio inferior mientras de entre sus dientes sal铆an gemidos entre cortados. 

Lo estaba haciendo bien, as铆 que decid铆 ir un paso m谩s all谩, e introduje mis dedos coraz贸n y anular en su co帽o.

Mis dedos se deslizaban por su interior, acariciaban toda su suave, pero a la vez rugosa cavidad, entraban y sal铆an a mi antojo. 

Mi lengua se centr贸 en su cl铆toris, de delante a atr谩s, movimientos r谩pidos, 谩vidos. Mis dedos cada vez entraban m谩s y m谩s fuerte, hasta que una de las veces, dejaron de salir y se centraron en acariciar y golpear su pared interior.

Cristina grit贸, tem铆a haberla hecho da帽o y par茅. Pero sus manos agarraron mi cabeza y me obligaron a seguir chupando su co帽o. De su boca solo sal铆an gemidos y “no pares, joder, no pares”

Con los talones me daba golpes en el brazo marcando el ritmo, hasta que, tras unos minutos, cerr贸 las piernas quedando mi cabeza atrapada entre ellas, mi boca casi hac铆a ventosa en su cl铆toris y mis dedos no paraban de moverse en su interior.

Cristina gritaba: ¡Ahhhhh! ¡S铆, s铆, s铆!

Su respiraci贸n agitada hac铆a que su pecho se elevara y bajara de forma r谩pida, empez贸 a moverse con mis dedos y cabeza aprisionada. 

Recuerdo c贸mo su corrida iba saliendo poco a poco sobre mi lengua, mi boca fue recogiendo aquel manjar. 

Ella segu铆a jadeando y apretando sus tetas, poco a poco se fue calmando, su respiraci贸n fue siendo m谩s pausada y la presi贸n en mi cabeza tambi茅n fue disminuyendo.

Al ver lo que hab铆a sido capaz de hacer me vine arriba, y “El Butanero” naci贸.

-          Y ahora Cristina, te la voy a meter hasta el fondo.

La agarr茅 de las caderas, la atraje hacia el borde del sill贸n, me di apenas unos meneos para ponerla m谩s a tono y se la clav茅 “hasta el fondo”.

De mi boca sali贸 un soplido y de la de ella un gemido. Nos quedamos mir谩ndonos, estaba muy prieta, sent铆 c贸mo estrangulaba con sus m煤sculos mi polla, jam谩s me lo hab铆an hecho, y tuve que respirar para no dejarme ir. Cuando me centr茅 de nuevo, empec茅 mis arremetidas.

Mi pubis golpeaba en el suyo, era tal la profundidad con la que arremet铆a, que su cabeza chocaba con el respaldo del sof谩. 

Cristina llev贸 las manos hacia atr谩s para intentar parar los golpes.

Mis embestidas eran lentas, marcando cada vena, cada cent铆metro de mi polla en su co帽o, ella segu铆a manteniendo los m煤sculos tensos, por lo que ten铆a que mantenerme concentrado, controlando la respiraci贸n. 

Justo cuando quedaba poca polla por meter hac铆a un movimiento brusco de cadera para clavarla, y que la sintiera toda.

Empec茅 a meterla y sacarla, r谩pidamente, superficialmente, solo hasta el salto del capullo. Su co帽o prieto, mi capullo entrando y saliendo, nuestras miradas fijas. M谩s y m谩s.
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Las tetas de Cristina empezaron a botar levemente, ella segu铆a con las manos atr谩s apoyadas en el respaldo, cuando se la met铆 hasta el fondo, pero esta vez ya no hab铆a miramiento alguno.

Entr茅 y sal铆 brutalmente, una y otra vez. Ahora s铆 que nuestras pelvis chocaban, mis bufidos se mezclaban con sus gemidos, con algunas palabras casi incoherentes, aceler茅 m谩s, apenas pod铆a sostenerme ya. 

Mis tr铆ceps temblaban, sent铆a c贸mo los huevos se me iban subiendo, apret茅 el culo, y me dispuse a dejarme ir.

Una corrida descomunal inund贸 el co帽o de Cristina a la vez que ella me atrap贸 entre sus piernas, limitando mis movimientos, alcanzando su segundo orgasmo y gritando a pleno pulm贸n: ¡Ya est谩 aqu铆 El Butanero!
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