Reencuentro

Amouranth_@amouranthoffical
Después del encuentro en el ascensor con el solterito, me fui a la habitación, y me dispuse a ponerme despampanante para aquella noche.

Mis amigas subieron a la media hora y se quedaron alucinadas del brillo de mi mirada.

-        ¡Serás ZORRA! Tú has follado. Jajaja

Dijo Noelia nada más entrar en la habitación y verme. Según ella, mi rostro y mirada desprendían felicidad y un no sé qué... Que me delataba.

Bajamos a cenar y luego nos fuimos a dar un paseo. 

Terminamos en una discoteca de moda para gente de nuestra edad, hasta el amanecer.

Llegábamos al hotel cuando los de mantenimiento de la piscina colocaban las hamacas.

¡Qué gran noche! Las tres con los tacones en la mano nos dirigimos al restaurante del hotel, aún estaba cerrado, pero Valeria había coqueteado con uno de los camareros y nos hizo unos cafés en el bar. 

Total, apenas faltaban unos minutos para su apertura.

Nos subimos el café a la habitación y mientras nos desmaquillábamos fuimos haciendo el resumen de la noche. Y cómo no, puesto que no había dado tiempo antes, salió el tema de mi cara. 

Les conté lo acontecido en el ascensor, no daban crédito a lo atrevido y morboso de la situación. Y a pesar de no haberle visto esa noche, estaba deseosa de volver a toparme con él.

Y sí, digo toparme, porque el morbo del ascensor me había hecho desear más encuentros fortuitos.

Dormimos hasta pasadas las dos. Nos arreglamos y bajamos a comer.

El camarero de Valeria estaba en el salón, y en cuánto nos vio aparecer le cambió la cara. Comimos relajadas y sin prisas, ya nos íbamos cuando el camarero se acercó con unas servilletas.

-        Aquí tienen, las servilletas que habían pedido.

Nadie había pedido servilletas, pero cinéfilas que somos todas, sabíamos lo que nos podíamos encontrar en ellas.

Y así fue. El número de teléfono de Sergio apuntado, una dirección y una hora.

-        Uhhhhh Valeria…. Tiene un amiguito. - la canturreamos como quinceañeras.

Nos fuimos a la habitación para echarnos un rato la siesta, no sin antes seguir metiéndonos con Valeria y su camarero.

A las seis nos fuimos a la playa. Íbamos por la pasarela que nos llevaba a la arena y los andares elegantes de Noelia y la seguridad de Valeria me recordaron a una de las típicas escenas de Sexo en Nueva York, cuando sus protagonistas iban cual divas por sus amplias calles.

Disfrutamos de un rato de playa, luego nos fuimos al chiringuito a por unos tintos de verano y unas cervezas hasta que llegara la hora de volver al hotel para el último baño en la piscina antes de subir a arreglarnos para la cena e ir a la dirección de la servilleta.

Después de un par de rondas, recogimos y nos dirigimos al hotel. Nos acomodamos en unas hamacas, aún quedaba una hora para el cierre de la piscina.

Pasé por la ducha antes de meterme al agua, me hice unos largos en la piscina y me salí con las chicas.

Tanto bebida y agua hicieron su efecto, así que me puse las zapatillas y me fui al servicio de la piscina.
El servicio estaba justo detrás de la zona de toboganes de los niños, con un jaleo, barullo y muchos, muchos gritos que hacían bastante incómodo estar en el servicio.

Salí pensando en mis cosas y en lo incómodo que es volverte a subir el bikini cuando estaba mojado, es un verdadero incordio, cuando me di de bruces con un hombre que salía de su baño.
Amouranth_@amouranthoffical
-        Uy, perdón – dije sin fijarme

Levanté la mirada y ahí estaba mi solterito, me quedé parada y hechizada. Tenía un halo
perverso que emanaba de él, me eclipsaba casi más que el sol al atardecer.

Se acercó más, echó su mano por mi cintura desnuda y me besó con pasión.

Mi capacidad de raciocinio quedó anulada, solo funcionaba mi lado más primitivo, mi lado más salvaje, prueba de ello fueron mis manos que se fueron directas a su nuca y la otra a su entrepierna.

¡Joder! Ya estaba duro, ¿Cómo era posible? Vivía en una constante dureza o no lo entendía.

-        Te seguí por la piscina hasta aquí. Me quedé con ganas de más.

-        ¿Eres un acosador o qué? - Dije mientras le tenía mordido el labio inferior.

-        No soy un acosador, pero cuando pruebo algo y me gusta, y tú, créeme que me has gustado, hago todo lo posible por repetir - Dijo con su mano en mi culo.

Mi corazón se aceleró y mi boca devoró con gula la suya. Nuestras lenguas se entrelazaban, mis dientes mordían su labio mientras nuestras manos recorrían todas y cada una de nuestras partes del cuerpo. Sin ser conscientes de dónde estábamos. 

Hasta que el solterito me arrastró hasta el servicio de señoras, nos metimos en una de las cabinas y, allí dentro, me puso contra la pared, separó mis piernas y echó a un lado la braga del bikini.

Metió sus dedos acariciando mi monte de venus depilado, bajando hacia los labios, también depilados.

-        Mmmm, veo que has pasado por peluquería. Jijiji

-        Claro, quería que estuviera suavecito por si algún solterito repetía.

Deslizó los dedos por los labios, dibujando perfectamente la forma de estos hasta llegar al ano. Allí paró, me miró y sonrió.

Abierta de piernas, sus dedos por mis labios, sentía cómo me humedecía aun estando mojada de la piscina. Metió sus dedos por entre los pliegues de ellos, rodeó la entrada y rodeó mi clítoris. Notaba cómo se me iba hinchando, cómo me iba dilatando.

Clavó su mirada en mis ojos y dulcemente introdujo dos dedos en mi sexo. 

Los dejó quietos esperando mi reacción. Un leve suspiro se escapó de mi boca, y fue justo ahí cuando él comenzó a moverlos de dentro a fuera. Primero lentamente, para ir aumentando el ritmo según mi mirada y mi cuerpo le iba indicando. 

Mis caderas comenzaron un breve contoneo de adelante a atrás, me mordía el labio inferior, mi respiración se iba acelerando poco a poco.

Soy clitoriana principalmente, pero muy morbosa, y la situación lo era. Se oía a la gente pasar por la puerta del servicio. A los niños corriendo, tirándose por los toboganes, y yo allí, con los dedos de un extraño acariciando lo más profundo de mi ser. 

Esa pared vaginal, rugosa, que nos hace perder la cabeza cuando es bien tocada y acariciada. No podía sostenerle más la mirada, me lancé a besarle, necesitaba más contacto que solo esos dedos, pero él se separó.
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Aceleró los movimientos de sus dedos, los golpecitos interiores eran cada vez más rápidos, y de mi boca comenzaron a salir gemidos, cada vez más profundos, más seguidos, más...

-        Me voy a correr. Sigue, sigue, sigue. Mmmm, ¡Ahhhh!

Me tapó la mano con la boca al ver que cada vez mis gemidos y mis palabras entrecortadas las pronunciaba más y más alto.

Y así sin más, me corrí en el servicio de la piscina, con el mismo extraño que me había follado en el ascensor. Me colocó la braguita del bikini, me besó dulcemente y se fue relamiéndose los dedos.


-        Repetiré, no lo dudes.

Sigo sin saber su nombre, quizás en el próximo encuentro.

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