La Fantasía de Laura VIII

El resto de la noche transcurrió con normalidad. Risas, bailes, besos, más alcohol y a la mañana siguiente…

Todos se levantaron tarde, cansados por la larga noche, algunos más resacosos que otros. Y otros…. Se levantaron muy, muy calientes. Se habían llevado unos buenos calentones con los juegos y con el comienzo de ese último que no se terminó.

¿Lo propondrán para la barbacoa? Mmmmm sería súper excitante, pensaba Susi mientras despertaba a Miguel con dulces besos en su desnudo torso, mientras con su mano acariciaba la entrepierna. Miguel se hacía el dormido, pero su respiración había cambiado tras unos cuantos besos, y cuando Susi acercaba la mano a la ingle, ahí ya no lo pudo ocultar. 

Abrió las piernas dejando vía libre a lo que Susi llevara en su mente. Quería dejarse hacer, la noche anterior su imaginación había volado al pensar en que Luz le iba a comer la polla o se la follaría. Cualquiera de las dos cosas le ponía súper cachondo.

Luz es la típica chica que de primeras pasa desapercibida, pero si te fijas bien, tiene un “algo” que la hace irremediablemente irresistible. Es morena, pelo corto, ojos marrones, delgada, de pechos quizás un poco más grandes de lo que su estrecha constitución requeriría, pero muy muy sexy. 

Tiene unas largas piernas bien formadas, pero sobre todo, tiene una sonrisa cautivadora. El único defecto que tenía, era su hermano. Escrito está que las hermanas de los amigos son sagradas, y bajo ningún concepto se miran y mucho menos se tocan.
Era una regla que para Miguel no era aplicable, ya que las amigas eran Susi y Laura, pero si algo cambiara ahora mismo entre ellos, ya sí sería aplicable. Aunque claro, Óscar quizás tuviera algo que decir.

Susi se había despertado hambrienta de sexo, y no lo ocultaba. Sus labios recorrían el pecho, su lengua pasaba por los pezones de Miguel ya duros, su mano derecha hacía una pequeña incursión a la zona genital de Miguel, pegada a la ingle rozando sus huevos ya un poco subidos por la excitación.

 Los agarró bruscamente ante la sorpresa de Miguel, y los empezó a masajear, le mordió el pezón derecho y muy caliente le susurró al oído: Mmmmm hoy te va a follar Luz. Mis manos, mi boca, mi lengua, mi coño y mi culo, serán un mero instrumento.

Miguel quedó atónito y excitado, le gustaba jugar y Susi era una gran jugadora, aunque todavía no conociera su naturaleza, su potencial, y ni mucho menos su “alter ego”. 

Susi continuó diciendo con voz melosa y juguetona: Miguel, tienes que tener en cuenta que tu novia no nos puede pillar. Así que… Quiero jugar, quiero follarte y comerte la polla. Ayer me quedé con ganas. Mmmmm.

Miguel la levantó y la echó en la cama de un solo movimiento. Susi rio, unas carcajadas un poco altas. Y de hecho sobreactuadas, imitando a la verdadera Luz. Miguel la levantó la camiseta de tirantes, dejando al aire su pecho. 

“ Joder Luz, cómo deseaba que llegara este momento. Te voy a follar como no la ha hecho nunca nadie, ni tu mulatito ni ningún otro”.
Sus labios recorrieron sus tetas despacio, abarcando con su boca todo el pecho.

 Metiéndoselas en ella, succionando sus pezones como si mamara y dándole pequeños mordisquitos mientras que su mano derecha se deslizaba por su vientre hacia abajo. Metió la mano por dentro de su braguita, y encontró lo que buscaba, un sexo ya humedecido. 

Acarició los labios exteriores, metiendo un poco los dedos por los interiores, recorriéndolos internamente hasta llegar al ano, para volver a subir. 
En la habitación de al lado Laura dormía profundamente, Raúl se despertó, tocó a la puerta del servicio, y al no recibir respuesta entró dispuesto a tomar una ducha. Se acercó al lado de la puerta de Miguel y Susi, echó el pestillo para que no le abrieran la puerta mientras se duchaba, al acercarse oyó gemidos.

Sus pezones estaban durísimos, estaban siendo sometidos, tanto con la lengua como con los dientes, a una buena dosis de estimulación. Los mordiscos se habían acompasado con pequeñas incursiones de los dedos en el coño ya dilatado.

 Esa combinación hacía que los gemidos de Susi fueran más intensos, y más audibles. Las incursiones vaginales se hicieron más profundas, los mordiscos más fuertes y los gemidos….. Ufffff esos eran de los más ricos que Raúl había oído jamás, y eso que Laura…. 

Los gemidos de Laura eran…. espectaculares, sexys, sensuales y muy muy calientes.
Detrás de la puerta Raúl no podía dejar de escuchar, no era su intención espiar, pero los gemidos de Susi eran un imán. Su polla ya estaba preparada y pedía guerra. No podía evitar tocarse, su mano acariciaba su capullo lentamente, sacándolo fuera del prepucio. 

Miguel seguía estimulando los pezones, sus dedos iban cada vez más rápidos y profundos. Susi le cogió del pelo, y le guio la cabeza hasta su coño. Se abrió más de piernas, ofreciéndole todo su ser. Miguel llegó y se empapó de su jugo. Comenzó a lamerlo, succionando el clítoris, puso la lengua dura y lo rodeaba, tras unas pasadas, hacía un recorrido por todo el coño. Metía los dedos cada vez más rápidos, tocando el punto G , haciendo círculos en su interior, acariciando la pared interior. 
Susi estaba apunto de estallar, se pellizcó los pezones y después, agarró la cabeza de Miguel, la apretó contra su coño. Se la restregó casi sin dejarle respirar, hasta que llegó a un orgasmo como hacía mucho que no tenía con Miguel.

En ese momento, justo en ese momento, le retiró, le tumbó sobre la cama y comenzó a comerle la polla con desesperación. No había nada de amor en esa mamada, solo lujuria y gula.

Se la metía en la boca con ansia, casi hasta provocarse arcadas. Chupaba y succionaba, su mano comenzó a masturbarle.

-        ¡Jodeeeeer, qué rico!. Uffff ¡cómo la chupas! Hostias. 

-        Mmmmm sigue, me voy a correr, sigue, sigue…. Toma toda mi leche pequeña. Trágatela, será la única vez que pruebes este manjar.

-        ¡Luuuuz! Joder, joder, joder. Gritaba Miguel justo cuando llenaba la boca de Susi de una corrida monumental.

Raúl no podía creer lo que estaba oyendo y abrió la puerta de golpe. 

-        ¡Qué coño estás haciendo Luz!

Lo primero que vio al entrar fue el hermoso culo de Susi. Miguel y Susi se incorporaron y se le quedaron mirando, aún desnudos y confundidos por esa intrusión. Miguel con la polla aún erecta a pesar de la tremenda corrida que acababa de tener y Susi, bueno, con la boca y las comisuras todavía con parte de la misma. 

Raúl quedó estupefacto y con cara de imbécil. Pidió perdón, no podía más que pedir perdón. Pero no podía apartar la mirada del cuerpo de Susi, sudado, despeinada, con cara de vicio. Ella se relamió lo que se le caía de la boca con un gesto provocativo ante la mirada de Raúl. Lo que no sé dio cuenta, es que él estaba empalmado, la polla le asomaba por fuera del bóxer con él típico preseminal en su punta.

-        ¿Pero qué coño te pasa? Preguntó Miguel.

-        Joder, es que pensaba que era mi hermana tío. Y las hermanas de los colegas son sagradas. Ya sabes.

Susi empezó a reír, quitando hierro al asunto. Con tanto jaleo Laura se despertó y se acercó al servicio a ver qué pasaba. El cuadro que allí encontró fue, cuanto menos sui generis.

 Susi y Miguel desnudos, Raúl en bóxer en la habitación de ellos, con la polla fuera todavía dura por la excitación, el morbo de la pillada y, aunque estaba avergonzado, la vista de Susi desnuda era un verdadero chorro de inspiración para su erección.
Laura no entendía lo que pasaba, pero la situación no era la idónea para hablar. Así que una vez vestidos los cuatro, le contaron a Laura lo sucedido. 

Después de lo ocurrido el día anterior, y de lo que acababa de suceder, estaba claro que ese puente en la playa, sería inolvidable para el resto de sus vidas. Y quizás, el preludio de lo que más adelante les depararía la vida.
Larissa Costa_@larissxcosta

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